«Estén en vela para estar preparados»
TEXTO BÍBLICO: Mateo 24, 37-44
24,37: Jesús les dijo a sus discípulos: La llegada del Hijo del Hombre será como en tiempos
de Noé: 24,38: en aquellos días anteriores al diluvio la gente comía y bebía y se casaban,
hasta que Noé se metió en el arca. 24,39: Y ellos no se enteraron hasta que vino el diluvio y
se los llevó a todos.
Así será la llegada del Hijo del Hombre. 24,40: Estarán dos hombres en un campo: a uno
se lo llevarán, al otro lo dejarán; 24,41: dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán, a la otra la dejarán.
24,42: Por tanto estén prevenidos porque no saben el día que llegará su Señor.
24,43: Ustedes ya saben que si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a
llegar el ladrón, estaría cuidando para que no le abran un boquete en la pared. 24,44: Por
tanto, estén preparados, porque el Hijo del Hombre llegará cuando menos lo esperen.
LECTURA: ¿Qué dice el texto?
Estudio bíblico del texto.
Estamos comenzando un nuevo año y ciclo litúrgico, el “A”. En el tiempo del adviento, que significa
advenimiento o preparación de la llegada. Nuestra pregunta, es ¿a quién esperamos? Esperamos a Jesús
en su segunda venida. Por eso, este tiempo es ponernos en una “tensión dinámica” de esta espera.
Obvio, estamos preparándonos para el memorial del nacimiento de Jesús. Pero esto nos recuerda que Él
volverá y por eso la Iglesia nos pone estos textos tan importantes para ir anhelando este encuentro con
Jesús. Que mientras tanto, Él llega a nuestra vida, a nuestro corazón, entabla un diálogo con nosotros.
El momento del fin de los tiempos, cuando vuelva Jesús a reinar para siempre es desconocido. Pero se
trata de dejar algo sin dar fechas, no para poner nerviosa a las personas, sino para insistir en la vigilancia
y la atención que debemos prestar en todos los momentos de nuestra vida. Debemos estar atentos.
La venida del Señor, no se debe entender, como muchos pretenden hacer sus acertijos, como algo en el
tiempo inminente. Lo que nos está asegurando el Señor es que Él mismo volverá al fin de los tiempos. Y
por lo tanto, no debemos estar cómodos, instalados en un mundo donde creemos que aquí es donde se
darán todos los beneficios. La famosa teología de la prosperidad, no concordaría con este texto. Porque
en verdad la verdadera prosperidad, es tener el mayor tesoro en nuestra vida que no son cosas
materiales que se pueden perder. El mayor bien supremo y absoluto, es dejarse abrazar por Jesús y ser
su discípulo, estar en permanente contacto con Él. Lo que nos lleva a no atender al mundo ni a las cosas,
sino más bien atender a Jesús y vivir de acuerdo a sus requerimientos. Nadie sabe esa fecha, por lo tanto
es mejor estar atentos permanentemente.
Jesús comienza su narración recordando el libro del Génesis, cuando el Diluvio, el único preparado era
Noé y su familia. A los demás ni les interesó. Esta imagen puesta por Jesús es para recordar que hay que
estar atentos y prevenidos. No sabemos cuándo será ese día. Pero sabemos que ocurrirá.
Lo mejor es estar preparados para el día de la segunda venida del Señor.
Hagámonos unas preguntas para reconstruir el texto:
1. ¿A quiénes se dirige el Señor?
2. ¿Cómo será la llegada del Señor?
3. ¿Con qué imagen bíblica compara el Señor su regreso?
4. ¿Qué pasará con las personas ese día?
5. ¿Cuál es la recomendación de Jesús?
MEDITACION: ¿Qué me dice a mí el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
1. Cuando recitamos el Credo, decimos que Jesús volverá a Juzgar a vivos y muertos.
¿Estoy convencido de esto? ¿Qué significa para mí que Jesús volverá?
2. Mucha gente vive desentendida de la gran realidad de la historia de la Salvación. ¿somos
nosotros como aquellos de la época de Noé y nos perdemos en las cosas mundanas?
3. Jesús nos advierte que muchos serán llevados y otros serán dejados. ¿Cómo tomo en mi
vida personal estas palabras de Jesús?
4. Si tuviera que medir el tiempo que yo dedico al encuentro con el Señor, qué puedo decir
de mí mismo y del uso del tiempo?
5. Estar prevenidos… dice el Señor. ¿Cómo hago yo, para que todo lo que realizo en mi
vida, sea el reflejo de lo que el Señor me pide a través de la oración?
6. Es toda mi vida, mis estudios, mi trabajo, mis contactos con las personas, una preparación
para este encuentro definitivo con el Señor?
ORACION: ¿Qué le digo yo al Señor?
Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora.
Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor:
Gracias Señor por tu Palabra Salvadora.
Gracias por advertirnos cómo debemos vivir.
No queremos ser indiferentes a tu palabra, a tu llamado, a tu advertencia.
Queremos estar atentos al encuentro contigo. Señor ven a mi vida, a mi corazón. Quiero consagrar
todos los momentos del día a Ti.
Que no desvíe mi mirada al mundo, donde el príncipe del mal quiere cautivarme y alejarme de tu
presencia.
Recitamos el Salmo 121
121,1: Canción de peregrinación. Levanto los ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio?
121,2: El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
121,3: No dejará que tropiece tu pie, no duerme tu guardián.
121,4: No duerme, ni dormita el guardián de Israel.
121,5: El Señor es tu guardián, el Señor es tu sombra, el Altísimo está a tu derecha;
121,6: de día el sol no te hará daño ni la luna de noche.
121,7: El Señor te guarda de todo mal, él guarda tu vida.
121,8: El Señor guarda tus entradas y salidas ahora y por siempr
CONTEMPLACION: ¿Cómo interiorizo el texto?
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para
que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
Estén preparados, porque el Hijo del Hombre llegará
cuando menos lo esperen. (versículo. 44)
Y de esta forma nos ponemos en contemplación
ACCION: ¿A qué me comprometo?
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.
Si estoy solo, volver sobre este texto, haciendo un profundo examen sobre mi vida de relación con el
tiempo y el uso de las cosas creadas por Dios para mí. Cuánto tiempo dedico a reforzar mi vida en un
encuentro personal con el Señor. ¿Cuáles son las cosas que yo realizo y están lejos del plan de Dios para
mi vida? Proponerse una meta concreta, hacer una acción donde pueda demostrar que mi tiempo es
para el Señor, y poder animar a otros a que hagan lo mismo.
En el grupo proponerse una actividad que nos ayude a demostrar que sí estamos convencidos de que
Jesús volverá. ¿Qué ocurrirá entonces con nosotros? Buscar alguna actividad exterior que muestre a
otros nuestra fe en Jesús, el Señor de la Historia. Puede ser demostrar nuestra fe con una cartelera, con
un anuncio, o bien organizar algo que sea para que todos puedan darse cuenta que estamos dando
testimonio de nuestra fe y queremos prepararnos para recibir a Jesús.