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La Lectio Divina Dominical Domingo 14 de Septiembre de 2014 Domingo XXIV del Tiempo Ordinario -

La Lectio Divina Dominical   Domingo 14 de Septiembre de 2014  Domingo XXIV del Tiempo Ordinario -
TEXTO BIBLICO Mateo 18, 21 - 35 Dale click en la imagen

sábado, 29 de marzo de 2014

Lectio Divina - Domingo 6 de Abril de 2014 (Domingo V de Cuaresma

                              LECTIO DIVINA
                Domingo V de Cuaresma Ciclo A

PRIMERA LECTURA: Ezequiel 37, 12-14
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 129, 1-5.6c-8
SEGUNDA LECTURA: Romanos 8, 8-11

Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de
su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén
       
                  TEXTO BIBLICO: Juan 11, 1-45
                                           «Padre, te doy gracias porque me oíste»
                      


                                 
11,1: Había un enfermo llamado Lázaro, de Betania, el pueblo de María y su hermana
Marta. 11,2: María era la que había ungido al Señor con perfumes y le había secado los pies con sus
cabellos. Su hermano Lázaro estaba enfermo. 11,3: Las hermanas le enviaron un mensaje:
 —Señor, tu amigo está enfermo.
 11,4: Al oírlo, Jesús comentó:
 —Esta enfermedad no ha de terminar en la muerte; es para gloria de Dios, para que el Hijo de Dios
sea glorificado por ella.
 11,5: Jesús era amigo de Marta, de su hermana y de Lázaro. 11,6: Sin embargo cuando oyó que
estaba enfermo, prolongó su estadía dos días en el lugar.
 11,7: Después dice a los discípulos:
 —Vamos a volver a Judea.
 11,8: Le dicen los discípulos:
 —Maestro, hace poco intentaban apedrearte los judíos, ¿y quieres volver allá?
 11,9: Jesús les contestó:
 —¿No tiene el día doce horas? Quien camina de día no tropieza, porque ve la luz de este
mundo; 11,10: quien camina de noche tropieza, porque no tiene luz.
 11,11: Dicho esto, añadió:
 —Nuestro amigo Lázaro está dormido; voy a despertarlo. 
11,12: Contestaron los discípulos:
 —Señor, si está dormido, se sanará.
 11,13: Pero Jesús se refería a su muerte, mientras que ellos creyeron que se refería al sueño.
 11,14: Entonces Jesús les dijo abiertamente:
 —Lázaro ha muerto. 11,15: Y me alegro por ustedes de no haber estado allí, para que crean.
Vayamos a verlo.
 11,16: Tomás —que significa mellizo— dijo a los demás discípulos:
 —Vamos también nosotros a morir con él.
 11,17: Cuando Jesús llegó, encontró que llevaba cuatro días en el sepulcro.
 11,18: Betania queda cerca de Jerusalén, a unos tres kilómetros. 11,19: Muchos judíos habían ido a
visitar a Marta y María para darles el pésame por la muerte de su hermano.11,20: Cuando Marta oyó
que Jesús llegaba, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa.
 11,21: Marta dijo a Jesús:
 —Si hubieras estado aquí, Señor, mi hermano no habría muerto. 11,22: Pero yo sé que lo que pidas,
Dios te lo concederá.
 11,23: Le dice Jesús:
 —Tu hermano resucitará.
 11,24: Le dice Marta:
 —Sé que resucitará en la resurrección del último día.
 11,25: Jesús le contestó:
 —Yo soy la resurrección y la vida. Quien cree en mí, aunque muera, vivirá; 11,26: y quien vive y
cree en mí no morirá para siempre. ¿Lo crees?
 11,27: Le contestó:
 —Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo.
 11,28: Dicho esto, se fue, llamó en privado a su hermana María y le dijo:
 —El Maestro está aquí y te llama.
 11,29: Al oírlo, se levantó rápidamente y se dirigió hacia él. 11,30: Jesús no había llegado aún al
pueblo, sino que estaba en el lugar donde lo encontró Marta. 11,31: Los judíos que estaban con ella
en la casa consolándola, al ver que María se levantaba de repente y salía, fueron detrás de ella,
pensando que iba al sepulcro a llorar allí.
 11,32: Cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verlo, cayó a sus pies y le dijo:
 —Si hubieras estado aquí, Señor, mi hermano no habría muerto.
 11,33: Jesús al ver llorar a María y también a los judíos que la acompañaban, se estremeció por
dentro 11,34: y dijo muy conmovido:
 —¿Dónde lo han puesto?
 Le dicen:
 —Ven, Señor, y lo verás.
 11,35: Jesús se echó a llorar.
 11,36: Los judíos comentaban:
 —¡Cómo lo quería!
 11,37: Pero algunos decían:
 —El que abrió los ojos al ciego, ¿no pudo impedir que éste muriera?
 11,38: Jesús, estremeciéndose de nuevo, se dirigió al sepulcro. Era una caverna con una piedra
adelante.
 11,39: Jesús dice:
 —Retiren la piedra.
 Le dice Marta, la hermana del difunto:
 —Señor, huele mal, ya lleva cuatro días muerto.
 11,40: Le contesta Jesús: 
—¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?
 11,41: Retiraron la piedra.
 Jesús alzó la vista al cielo y dijo:
 —Te doy gracias, Padre, porque me has escuchado. 11,42: Yo se que siempre me escuchas, pero lo
he dicho por la gente que me rodea, para que crean que tú me enviaste.
 11,43: Dicho esto, gritó con fuerte voz:
 —Lázaro, sal afuera.
 11,44: Salió el muerto con los pies y las manos sujetos con vendas y el rostro envuelto en un
sudario.
 Jesús les dijo:
 —Desátenlo para que pueda caminar.
 11,45: Muchos judíos que habían ido a visitar a María y vieron lo que hizo creyeron en él.

BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO

LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio bíblico del texto.

El Evangelista Juan, recalca en la primera parte con insistencia, en la gran amistad de Jesús con este
núcleo familiar entre María, Marta y Lázaro. Que también eran sus discípulos. Cuando le anuncian que
Lázaro está enfermo, el dice que esto es para manifestar la Gloria de Dios. Y esta parte culmina con el
hecho que Jesús dice: nuestro amigo Lázaro duerme, voy a despertarlo. Porque para Jesús, la muerte no
tendrá la última palabra.

La muerte, consecuencia del pecado, había atrapado al ser humano como en una trampa sin salida.
Cuando nuestros primeros padres de la humanidad, en vez de elegir la vida, se quedaron encerrados en
el polvo y en el fango. Es Jesús, el Hijo Eterno de Dios, encarnado en el seno de María, quien vendrá a
restaurar todo este proceso, revirtiendo la consecuencia del pecado que es la muerte, y aquí este signo
puesto en la cuaresma nos prepara para este momento.

Jesús quedándose unos días donde estaba, ha permitido que su amigo experimentara la muerte física. Y
sus hermanas el dolor de la separación. El plan de Dios es más grande que el pequeño y angosto plan
que tenemos los seres humanos. Jesús va a Betania, sabiendo que debe sacar a Lázaro de su tumba,
porque Él debe entrar en la suya. Jesús va más allá de la “esperanza humana”, que siempre dice:
“mientras hay vida hay esperanza…” Jesús nos anima contra toda esperanza a creer y aquí vienen los
signos.

Han pasado cuatro días desde que Lázaro a muerto, cuando Jesús llega a Betania. Las dos hermanas
tienen actitudes diferentes. Marta ha ligado su fe a la presencia física y real de Jesús. Esta fe es
imperfecta y Jesús quiere llevarla a un cambio total en su fe. Hay un misterio que comienza a develarse:
El de la resurrección. Jesús es la vida duradera para quien cree en Él, y esto libera en su sentido de los 
últimos tiempos. Pero esta fe, tiene ahora un nuevo sentido en Cristo, el Señor. Gracias a la venida de
Jesús a introducirse en nuestro tiempo, en nuestro mundo, Él pagó el rescate por toda la humanidad,
liberándolo de la muerte que nos había atrapado. (Sería bueno recordar que en la época que había
esclavos, para liberarlos, había que pagar un rescate, aquí está la teología de fondo, que nosotros que
éramos esclavos del pecado y su consecuencia la muerte, ya hemos sido liberados, comprados –por
decirlo de otra forma- con la Sangre de Cristo). La vida con mayúscula que Dios nos ofrece, ya no está
fuera de nuestro mundo, porque el Hijo de Dios ha venido a nuestro mundo.

Ante la tumba de Lázaro, Jesús se conmueve. Aparentemente hay una victoria de las tinieblas sobre la
luz. Pero Jesús es la vida, Él es la resurrección y la vida.

Por eso, este texto nos va introduciendo en el misterio Pascual, que si bien, en nuestra vivencia humana
la Pasión de Cristo nos toca muy fuertemente, nos debe tocar más íntimamente su resurrección, que en
definitiva es lo que nos anuncia la felicidad eterna. ¡¡¡No todo está perdido, hay esperanza.!!!!

Reconstruimos el texto:

1. ¿Quién estaba enfermo y quiénes eran sus hermanas?
2. ¿Qué le dijeron a Jesús, sobre el enfermos? ¿Qué responde Jesús?
3. ¿Cuál es el comentario de Jesús sobre Lázaro? ¿Qué irá a hacer Jesús con él?
4. Jesús llega a Betania ¿Cómo es el diálogo con Marta?
5. ¿Qué dijo María, otra hermana a Jesús? ¿Qué dijo Jesús?
6. ¿Qué dijo Jesús frente a la tumba de Lázaro? ¿Qué sugirió Marta? ¿Qué contestó Jesús?
7. ¿Cómo fue la oración de Jesús al Padre, ante la tumba de Lázaro?
8. ¿Qué exclamó con fuerte voz?
9. ¿Qué tenían que hacer con Lázaro después de que Jesús lo resucitó?
10. ¿Qué pasó con muchos judíos que había en el lugar?

MEDITACION: ¿Qué me o nos dice el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:

1. ¿Acudo a Jesús en todos los momentos de mi vida? ¿o sólo cuando estoy ante una necesidad?
2. ¿Entiendo que muchas situaciones de mi vida personal, que no están en mis planes, y que
parecen no ser algo bueno, pueden transformarse para la gloria del Señor?
3. En mi oración, ¿tengo la paciencia necesaria para ponerme a la escucha del Señor? ¿O sólo soy
de los que piden y piden nomás?
4. Jesús habla de la resurrección, el Credo que profesamos también. ¿Mi vida refleja alegría porque
Jesús pagó mi rescate de la muerte eterna? 
5. Jesús nos propone un modelo de oración ante la Tumba de Lázaro: “Padre te doy gracias porque
me has escuchado” ¿Mi oración es también una acción de gracias confiada al Padre? ¿Estoy
completamente seguro que Dios siempre me escucha? ¿He dudado alguna vez de que Dios me
está escuchando? ¿En qué ocasiones? ¿Cómo puedo superar esto?
6. Jesús pide quitar las ataduras a Lázaro para que camine ¿soy consciente que mi vida de oración
debo completarla en el seguimiento a Cristo?

ORACION: ¿Qué le digo o decimos al Señor?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora.
Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor:

Gracias Señor por tu Palabra Salvadora.
Gracias por aumentar nuestra esperanza.
Yo pongo mi esperanza en Ti, Señor, y confío en tu Palabra.
Oremos juntos como nos propone la Iglesia con el Salmo 129

130,1: Desde lo hondo a ti clamo, Señor,
130,2: Dueño mío, escucha mi voz. Estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica.
130,3: Si recuerdas los delitos, Señor, ¿quién resistirá, Dueño mío?
130,4: Pero el perdón es cosa tuya, para que seas respetado.
130,5: Yo espero al Señor, lo espero anhelante, yo aguardo su palabra;
130,6: Mi vida aguarda a mi Dueño, más que el centinela la aurora. ¡Más que el centinela la aurora!
130,7: Aguarde Israel al Señor, que en el Señor sólo hay amor y su redención es generosa:
130,8: Él redimirá a Israel de todos sus delitos.


CONTEMPLACION: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos el
texto?


Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para
que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.

Te doy gracias, Padre, porque me has escuchado.
(versículo 41 )

Y de esta forma nos ponemos en contemplación, repitiendo y agradeciendo a Jesús que venga.

 
ACCION: ¿A qué me comprometo?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Si estoy solo, Voy a volver a releer este texto, viendo las acciones de Jesús y tratando de imitarlas,
especialmente en sus momentos de oración. Y con esta idea, este texto tan importante, veré de buscar a
algún amigo que esté pasando por un momento importante en su vida, para animarlo a que en su
oración pueda ser confiado. Así demostraré que sí estoy cumpliendo con enseñar lo que Dios Pide.

En el grupo, vas a insistir en las palabras de Jesús que repetimos en la contemplación. Y buscaremos una
manera como grupo para enseñarle a los demás a tener confianza. Puede ser poner un cartel en la
Iglesia sobre el tema. También es muy necesario que en este tiempo de cuaresma estemos cerca de las

personas que sufren o que tienen necesidades. Vamos a buscarlas y darles ánimo para recordar que Dios

Lectio Divina - Domingo 30 de Marzo de 2014 (Domingo IV de Cuaresma

Lectio Divina Dominical – Domingo IV de Cuaresma Ciclo A


                     
                             
                  «Creo Señor, y se postro ante él»

PRIMERA LECTURA: 1 Samuel 16, 1b.6-7.10-13a
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 22, 1-6
SEGUNDA LECTURA: Efesios 5, 8-14
.
Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén
TEXTO BIBLICO: Juan 9, 1-41
9,1: Al pasar vio un hombre ciego de nacimiento. 9,2: Los discípulos le preguntaron:
—Maestro, ¿quién pecó para que naciera ciego? ¿Él o sus padres?
9,3: Jesús contestó:
—Ni él pecó ni sus padres; ha sucedido así para que se muestre en él la obra de Dios.9,4: Mientras es de día, tienen que trabajar en las obras del que me envió. Llegará la noche, cuando nadie puede trabajar. 9,5: Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.
9,6: Dicho esto, escupió en el suelo, hizo barro con la saliva, se lo puso en los ojos 9,7: y le dijo:
—Ve a lavarte a la piscina de Siloé —que significa enviado—.
Fue, se lavó y al regresar ya veía.
9,8: Los vecinos y los que antes lo habían visto pidiendo limosna comentaban:
—¿No es éste el que se sentaba a pedir limosna?
9,9: Unos decían:
—Es él.
Otros decían:
—No es, sino que se le parece.
Él respondía:
—Soy yo.
9,10: Así que le preguntaron:
—¿Cómo [pues] se te abrieron los ojos?
9,11: Contestó:
—Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, lo puso sobre mis ojos y me dijo que fuera a lavarme a la fuente de 
Siloé. Fui, me lavé y recobré la vista.
9,12: Le preguntaron:
—¿Dónde está él?
Responde:
—No sé.
9,13: Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. 9,14: Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos.
9,15: Los fariseos le preguntaron otra vez cómo había recobrado la vista.
Les respondió:
—Me aplicó barro a los ojos, me lavé, y ahora veo.
9,16: Algunos fariseos le dijeron:
—Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no observa el sábado.
Otros decían:
—¿Cómo puede un pecador hacer tales milagros?
Y estaban divididos.
9,17: Preguntaron de nuevo al ciego:
—Y tú, ¿qué dices del que te abrió los ojos?
Contestó:
—Que es profeta.
9,18: Los judíos no terminaban de creer que había sido ciego y había recobrado la vista; así que llamaron a los padres del que había recobrado la vista 9,19: y les preguntaron:
—¿Es éste su hijo, el que ustedes dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?
9,20: Contestaron sus padres:
—Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; 9,21: pero cómo es que ahora ve, no lo sabemos; quién le abrió los ojos, no lo sabemos. Pregúntenle a él, que es mayor de edad y puede dar razón de sí.
9,22: Sus padres dijeron esto por temor a los judíos; porque los judíos ya habían decidido que quien lo confesara como Mesías sería expulsado de la sinagoga. 9,23: Por eso dijeron los padres que tenía edad y que le preguntaran a él.
9,24: Llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron:
—Da gloria a Dios. A nosotros nos consta que aquél es un pecador.
9,25: Les contestó:
—Si es pecador, no lo sé; de una cosa estoy seguro, que yo era ciego y ahora veo.
9,26: Le preguntaron de nuevo:
—¿Cómo te abrió los ojos?
9,27: Les contestó:
—Ya se lo dije y no me creyeron; ¿para qué quieren oírlo de nuevo? ¿No será que también ustedes quieren hacerse discípulos suyos?
9,28: Lo insultaron diciendo:
—¡Tú serás discípulo de ese hombre nosotros somos discípulos de Moisés!9,29: Sabemos que Dios le habló a Moisés; en cuanto a ése, no sabemos de dónde viene.
9,30: Les respondió:
—Eso es lo extraño, que ustedes no saben de dónde viene y a mí me abrió los ojos.9,31: Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino que escucha al que es piadoso y cumple su voluntad. 9,32: Jamás se oyó contar que alguien haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento. 9,33: Si ese hombre no viniera de parte de Dios, no podría hacer nada.
9,34: Le contestaron:
—Tú naciste lleno de pecado, ¿y quieres darnos lecciones?
Y lo expulsaron.
9,35: Oyó Jesús que lo habían expulsado y, cuando lo encontró, le dijo:
—¿Crees en el Hijo del Hombre?
9,36: Contestó:
—¿Quién es, Señor, para que crea en él?
9,37: Jesús le dijo:
—Lo has visto: es el que está hablando contigo.
9,38: Respondió:
—Creo, Señor.
Y se postró ante él.
9,39: Jesús dijo:
—He venido a este mundo para un juicio, para que los ciegos vean y los que vean queden ciegos.
9,40: Algunos fariseos que se encontraban con él preguntaron:
—Y nosotros, ¿estamos ciegos?
9,41: Les respondió Jesús:
—Si estuvieran ciegos, no tendrían pecado; pero, como dicen que ven, su pecado permanece.
LECTURA
¿Qué dice el texto?

Estudio bíblico del texto.
El apóstol Juan, en su Evangelio, muestra a Jesús en varias ocasiones asediado por los fariseos que están ciegamente unidos y apegados a “la letra” de la Ley. En este caso, se trata de un milagro de Jesús. Y estos observantes acérrimos de la Ley, la prefieren antes que el ser humano. Observamos dos cosas. Una implícita: ellos están celosos, porque Jesús está teniendo éxito, y buscan la manera de acusar a Jesús. La otra que es explícita, ellos no tomaron en cuenta al pobre ciego, sino que pusieron la observancia por encima de las necesidades humanas.
Partimos de la creencia que había antes, que las enfermedades se producían por los pecados, y hasta se creían que había algunos pecados que pasaban de generación en generación. (Algunas citas del Antiguo Testamento podrían señalar esto: Éxodo 34, 5; Números 14, 18) (Sin embargo hay otras citas donde dice que Dios no castiga a los hijos por el pecado de los Padres ver Deuteronomio 1, 35). En fin, Jesús cambia radicalmente estos conceptos. No habla del pecado, sino de la manifestación de la Gracia de Dios. Dios permitirá algunas calamidades, pero su mensaje trasciende. Lo importante en esta parte es que Jesús insistirá: YO SOY la luz del mundo (el tema de la luz es también muy importante en el Evangelio de Juan).
El milagro es para dar gloria a Dios, y se produce en sábado, día de la semana dedicado especialmente para Dios y la familia. No está permitido curar en sábado, es lo que aducen los fariseos. Y el diálogo envidioso llega hasta que van a buscar a los mismos padres del ciego curado para dar testimonio. Ellos sólo dicen lo que ven y no hablan más por miedo de ser sacados de la comunidad. El ciego ya es mayor de edad y puede dar un testimonio fehaciente de lo que ha sucedido.
Como el interrogatorio es largo (ya se supone que hasta los mismos fariseos han violado la ley del Sábado entre tanta caminata y “preguntadera”), Pero es aquí entonces donde el ciego vuelve a citar al Antiguo Testamento diciendo que Dios no escucha a los pecadores sino al piadoso (Salmo 66,18; Provebios 15, 29 entre otros). Y dice “sólo un profeta puede curar”. Al expulsarlo los fariseos de la Sinagoga, también lo sacan de la comunidad.
Inmediatamente se encuentra con Jesús. Éste le pregunta usando un título mesiánico también del Antiguo Testamento: ¿”Crees en el Hijo del Hombre”? el ciego, al verlo lo reconoce y cree. El ciego se postra y lo adora. Ha sido recibido entonces en la nueva comunidad, la de los creyentes en Cristo.
Jesús añade: “He venido a este mundo para un juicio, para que los ciegos vean y los que vean queden ciegos.”
Todo este milagro es importante releerlo y ver como Juan, desde el pasaje, hace toda una historia de salvación, los que no veían ven, la luz del mundo está, aunque algunos no la reconocen. Y allí radica el pecado, no en la ceguera, sino que teniendo la luz, cerrar los ojos a poder encontrar a Jesús.
Reconstruimos el texto:
1.     ¿Cómo comienza el texto? ¿a quién vieron los discípulos y qué les pregunta Jesús?
2.     ¿Cómo les responde Jesús? ¿Cuáles fueron sus palabras?
3.     ¿Qué hizo con el ciego de nacimiento? ¿a dónde lo envió? ¿Qué pasó en su vida?
4.     ¿Quiénes le hicieron preguntas al que era ciego de nacimiento? ¿Ante quienes lo llevaron?
5.     Cuando el ciego de nacimiento explica a los fariseos lo sucedido ¿qué dicen ellos?
6.     ¿Cuál es la acusación concreta sobre Jesús?
7.     ¿A qué otras personas citan para que den testimonio sobre este milagro?
8.     ¿Qué vuelve a decirles el ex ciego a los fariseos? ¿Porqué lo expulsan de la sinagoga?
9.     ¿Con quién se encuentra luego? ¿Qué es lo que le dice Jesús?
10.  ¿Cómo termina este pasaje?.
.
MEDITACIÓN
¿Qué me dice el Señor a mí en el texto? 
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
1.     ¿Hasta qué punto yo pienso también que los sufrimientos de las personas son por pecados personales o generacionales? ¿He caído también en esta forma de pensar lejana al cristianismo?
2.     ¿Me siento molesto cuando alguien hace las cosas bien, y yo quedo en un segundo plano, y busco desacreditar a estas personas, porque mi honra o mi nombre están bajando de categoría?
3.     En mi cotidiano vivir de la Iglesia, para mí que es más importante: ¿las normas rituales o las personas concretas?
4.     ¿Entiendo que Jesús es la Luz del mundo y cuando llega ilumina también mis “Zonas oscuras”, mis pecados y limitaciones? ¿Le permito a Jesús que con su luz me aclare las cosas?
5.     ¿Acepto los cambios en mi vida de acuerdo a la Luz del Mesías?
6.     ¿Doy testimonio claro de Jesús, el salvador, el mesías? ¿O prefiero en ciertos ambientes no hablar de Jesús para que no me saquen de estas comunidades?
7.     ¿Creo de Verdad que Jesús es mi Señor, Salvador?
8.     Yo vivo en la Iglesia y conozco a Jesús. ¿Vivo de acuerdo a lo que creo?
.
ORACIÓN
¿Qué le respondo al Señor que me habla en el texto?
Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor:

Gracias Señor por tu Palabra Salvadora.
Señor te pedimos no caer en la tentación de juzgar a los demás, sino contemplar siempre tu gloria.
Danos Señor entrañas de misericordia ante todas las miserias humanas, que no pase indiferente ante las necesidades de los demás.
Señor, que sepa dar un paso adelante en ser proactivo, en poder superar las mismas normas en las que me encierro en una zona de confort cristiano. Que vaya más allá, en busca del necesitado, del que vive en la “periferia existencial”.
Que no sea yo un fariseo, Señor. Que mi seguimiento sea claro y decidido por Ti, en todo momento.
Señor que siempre te reconozca y dame valor para dar testimonio de ti en todo momento.
Que tu luz siempre me acompañe, que no me ciegue tu luz. Que la acepte.
Gracias Señor por darme la vista y ver el mundo como Tú lo ves.
Amén
.
CONTEMPLACIÓN
¿Cómo hago propio en mi vida las enseñanzas del texto?
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo  del  Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo. (vers. 5)
Y de esta forma nos ponemos en contemplación, repitiendo y agradeciendo a Jesús que venga.
.
ACCIÓN
¿A qué me comprometo para demostrar el cambio?
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.
Si estoy solo, vuelvo a leer el texto, pausadamente, analizo los verbos, veo los personajes, y me propongo no ser como los fariseos. Busco a alguna persona concreta, conocida, a la que pueda dar testimonio de Jesús. Lo haré sin miedo, con valentía.
En el grupo, busca la forma de entender las actitudes de los fariseos y cómo muchas veces caemos en el mismo error. Como un acto de misericordia cuaresmal, decidan como grupo hacer algo concreto, para llevar el consuelo de Jesús a los más necesitados. Puede ser acompañar a personas sufrientes, dar de comer a personas que necesitan, algo que se note, que se vea, que nos estamos conviertiendo.

domingo, 16 de marzo de 2014

                                                  LECTIO DIVINA 
                                   Domingo III de Cuaresma Ciclo A 

Invocación al Espíritu Santo: 
Ven Espíritu Santo, 
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias. 
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de 
su Hijo Jesús, el Cristo. 
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros. 
Amén 
TEXTO BIBLICO: Juan 4, 5-42 

«El agua que yo daré brotará en él como un manantial de vida eterna»

4,5: Llegó a un pueblo de Samaría llamado Sicar, cerca del terreno que Jacob dio a su hijo 
José. 4,6: Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, cansado del camino, se sentó tranquilamente 
junto al pozo. Era mediodía. 4,7: Una mujer de Samaría llegó a sacar agua. 
 Jesús le dice: 
 —Dame de beber. 4,8: Los discípulos habían ido al pueblo a comprar comida. 
 4,9: Le responde la samaritana: 
 —¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? Los judíos no se tratan 
con los samaritanos. 
 4,10: Jesús le contestó: 
 —Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a él, y él te daría 
agua viva. 
 4,11: Le dice [la mujer]: 
 —Señor, no tienes con qué sacar el agua y el pozo es profundo, ¿dónde vas a conseguir agua 
viva? 4,12: ¿Eres, acaso, más poderoso que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del que 
bebían él, sus hijos y sus rebaños? 
 4,13: Le contestó Jesús: 
 —El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; 4,14: quien beba del agua que yo le daré no tendrá 
sed jamás, porque el agua que le daré se convertirá dentro de él en manantial que brota dando vida eterna. 
 4,15: Le dice la mujer: 
 —Señor, dame de esa agua, para que no tenga sed y no tenga que venir acá a sacarla. 
 4,16: Le dice: 
 —Ve, llama a tu marido y vuelve acá. 
 4,17: Le contestó la mujer: 
 —No tengo marido. Le dice Jesús: 
 —Tienes razón al decir que no tienes marido; 4,18: porque has tenido cinco hombres, y el que 
tienes ahora tampoco es tu marido. En eso has dicho la verdad. 
 4,19: Le dice la mujer: 
 —Señor, veo que eres profeta. 4,20: Nuestros padres daban culto en este monte; ustedes en 
cambio dicen que es en Jerusalén donde hay que dar culto. 
 4,21: Le dice Jesús: 
 —Créeme, mujer, llega la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén se dará culto al 
Padre. 4,22: Ustedes dan culto a lo que no conocen, nosotros damos culto a lo que conocemos; 
porque la salvación procede de los judíos. 4,23: Pero llega la hora, ya ha llegado, en que los que dan 
culto auténtico adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Porque esos son los adoradores que busca 
el Padre. 4,24: Dios es Espíritu y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad. 
 4,25: Le dice la mujer: 
 —Sé que vendrá el Mesías —es decir, Cristo—. Cuando él venga, nos lo explicará todo. 
 4,26: Jesús le dice: 
 —Yo soy, el que habla contigo. 
 4,27: En esto llegaron sus discípulos y se maravillaron de verlo hablar con una mujer. Pero ninguno 
le preguntó qué buscaba o por qué hablaba con ella. 
 4,28: La mujer dejó el cántaro, se fue al pueblo y dijo a los vecinos: 
 4,29: —Vengan a ver un hombre que me ha contado todo lo que yo hice: ¿no será el Mesías? 
 4,30: Ellos salieron del pueblo y acudieron a él. 4,31: Entretanto los discípulos le rogaban: 
 —Come Maestro. 
 4,32: Él les dijo: 
 —Yo tengo un alimento que ustedes no conocen. 
 4,33: Los discípulos comentaban: 
 —¿Le habrá traído alguien de comer? 
 4,34: Jesús les dice: 
 —Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y concluir su obra. 4,35: ¿No dicen ustedes que 
faltan cuatro meses para la cosecha? Pero yo les digo: levanten los ojos y observen los campos que ya 
están madurando para la cosecha. 4,36: El segador ya está recibiendo su salario y cosechando fruto 
para la vida eterna; así lo celebran sembrador y segador. 4,37: De ese modo se cumple el refrán: uno 
siembra y otro cosecha. 4,38: Yo los he enviado a cosechar donde no han trabajado. Otros han 
trabajado y ustedes recogen el fruto de sus esfuerzos. 
 4,39: En aquel pueblo muchos creyeron en él por las palabras de la mujer que atestiguaba: Me ha 
dicho todo lo que hice. 4,40: Los samaritanos acudieron a él y le rogaban que se quedara con ellos. Se 
quedó allí dos días, 4,41: y muchos más creyeron en él, a causa de su palabra; 4,42: y le decían a la 
mujer: 
 —Ya no creemos por lo que nos has contado, porque nosotros mismos lo hemos escuchado y 
sabemos que éste es realmente el salvador del mundo. 


LECTURA: ¿Qué dice el texto? 
Estudio bíblico del texto. 
Este conocido pasaje del diálogo entre Jesús y la samaritana, tiene como todos los textos de Juan, 
mucha reflexión y mucho contenido. La Iglesia nos propone en esta Cuaresma tomarlo para prepararnos 
sinceramente de forma integral para celebrar la Pascua. Tomaremos sólo algunas ideas principales: 
En el capítulo anterior, un fariseo, un hombre conocedor de la Ley, se acerca a Jesús, pero ahora es una 
mujer de un pueblo que por haber permitido que en sus lugares se levantaran altares a dioses 
extranjeros eran despreciados por los judíos. Los samaritanos y los judíos no se hablaban, de hecho la 
mujer se lo reprocha a Jesús. 
Jesús rompe con esas barreras culturales, va en busca de las personas concretas, sin importar la raza, la 
religión, o el estado como están ellas. Le importa cada uno y su salvación. Le busca conversación, le pide 
que le dé de beber. Cosa que sorprende a esta mujer, porque no debería hablar con ella un judío. Pero 
Jesús dice la frase central y fundamental: ¡Si conocieras el don de Dios! Él se va presentando ante la 
mujer. Y le explica que tiene un agua nueva, un agua viva que llega hasta la vida eterna. La mujer 
obviamente ve que él no tiene cómo sacar agua. Pero va abriendo su corazón al diálogo. Y ahora ella le 
pide que le dé de esa agua. 
Jesús, le dice que llame a su marido y como ella responde que no tiene marido, Jesús le cuenta su 
historia personal: cinco maridos has tenido y ahora el que tienes, no es tu marido!!! Es algo muy fuerte 
para ella, por eso desvía la atención inmediatamente, para no quedar más al descubierto. Y le pregunta 
sobre el lugar donde hay que adorar a Dios (¿Será en Jerusalén o será allí en el monte Garizím?). La 
habilidad de la mujer para desviar la conversación, da a Jesús una nueva respuesta importante: 
“…los que dan culto auténtico adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Porque esos son los 
adoradores que busca el Padre. : Dios es Espíritu y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y 
verdad.” (versículos 23 y 24). 
Es aquí donde Jesús le dice con claridad que Él es el Mesías. Y llegando los apóstoles, ella fue al pueblo a 
contar lo ocurido: éste que le ha dicho toda su vida ¿no será el Mesías? Jesús se vale de una mujer 
forastera para que vaya a anunciar que Jesús es el Señor, el Mesías esperado. La mujer se transforma de 
incrédula, en creyente dudosa, en creyente ferviente y luego en misionera. 
Los apóstoles ruega a Jesús que coma, pero Jesús dice otra cosa fundamental: “Mi alimento es hacer la 
voluntad del que me envió y concluir su obra.” (versículo 34). Al finalizar el texto, los del pueblo vienen, 
se encuentran con Jesús y creen en él. No son judíos, son samaritanos, pueblo que estaba peleado con 
los “oficialmente salvados israelitas”. Ahora creen porque han visto y escuchado a Jesús. Pero se 
necesitó el servicio invaluable de esta mujer samaritana.  

Nos hacemos unas preguntas para recordar: 
1. ¿Cómo comienza el texto? ¿En qué lugar se sitúa? 
2. ¿Qué hace Jesús y con quién dialoga? 
3. ¿Quién comienza a dialogar? ¿Qué le responde la mujer? ¿Por qué Jesús no debía 
hablarle? 
4. ¿Cuál fue la respuesta central de Jesús? 
5. ¿Qué es lo que la samaritana le pide al Señor? 
6. Jesús le dice que llama a alguien ¿a quien? ¿qué le respondió? 
7. ¿Cómo reaccionó la mujer ante la respuesta del Señor? 
8. ¿Cuál fue la pregunta que desvió la conversación? ¿Qué contestó Jesús? 
9. ¿Qué hizo luego la mujer, a quién fue a buscar? 
10. ¿Qué le pedían los discípulos al Señor? ¿Qué contestó Jesús? 
11. ¿Quiénes llegaron finalmente y qué reconocieron en Jesús? 
MEDITACION: ¿Qué me o nos dice el texto? 
Para profundizar el texto nos hacemos unas preguntas. 
1. ¿Reconozco que Jesús es quien toma la iniciativa de acercarse a mi vida? 
2. Al igual que la Samaritana, ¿creo que Jesús no debería dirigirse a mí? 
3. Cuantas veces está Jesús cerca de mí ¿reconozco el don de Dios? ¿lo dejo pasar? 
4. ¿Soy consciente que en muchas ocasiones mi vida es como beber un agua que me vuelve a dar 
sed y estoy lejos del agua viva? 
5. ¿Me acerco a Jesús para pedirle que me dé el agua viva, es decir su vida, su cercanía? 
6. ¿Qué implica en mi vida que el verdadero adorador lo hace en Espíritu y en Verdad? ¿cómo vivo 
esta forma de adorar a Dios? 
7. ¿Mi encuentro con Jesús me lleva, como a la Samaritana a anunciarlo a todos? 
8. Podría decir ¿cuál es el paso que me falta para transformarme de creyente, en seguidor y de 
seguidor en misionero? 
9. ¿Cuál es la voluntad del Padre que también puede transformarse en mi alimento? 
10. Ahora que ya estoy con Jesús y creo en Él ¿Cómo puedo definir un proyecto para anunciarlo a 
todos mis hermanos que necesitan conocer sobre Él? 
ORACION: ¿Qué le digo o decimos al Señor? 
Orar es responderle al Señor que nos llama. No sólo pedirle nuestras necesidades. Él las conoce, Él sabe. 
Pero nosotros necesitamos devolver el diálogo de la propuesta de su Palabra.  

 Gracias Señor por tu Palabra Salvadora. 
Gracias porque cuando no te conocíamos Tú viniste a nuestra vida. 
Gracias por ofrecernos un agua viva. 
Te pedimos perdón por todas las veces que queremos saciar nuestra vida con un agua que nos 
vuelve a dar sed y nos olvidamos que sólo Tú puedes saciar nuestra vida completa. 
Ayúdanos Señor, te necesitamos. Queremos estar contigo. 
Muchas veces tenemos miedo que al acercarnos a Ti, tú nos recuerdes nuestros pecados, muchos de 
ellos son reincidentes y no queremos cambiarlos. Perdón Señor por esto. 
Me doy cuenta que Tú quieres darme vida en abundancia, que me enseñas que para orar y estar 
cerca de ti no es necesario tantos gestos externos, sino serlo en espíritu y en verdad. Enséñame 
cómo ser auténtico y mostrar con mi vida que en Ti creo Señor. 
Dame la gracia de cumplir con la voluntad del Padre, de buscar primero hacer esta voluntad, para 
dedicarme luego a las cosas de este mundo. 
Que también tenga la fuerza para ir a llevar tu Buena Noticia a mis hermanos, que no esconda la 
amistad que tú me das, sino que la comparta, que entusiasme con tu vida, para que también los 
demás puedan decir: ahora creemos porque hemos vivido con el Señor. 
¡Amén! 
CONTEMPLACION: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos el 
texto? 
Contemplar, es quedarse con la idea central del texto. Ir como masticándola no sólo en nuestra mente 
sino en nuestro corazón, para que vaya haciéndose vida en mi propia vida. 
Te propongo que repitas muchas veces esta frase del texto del Evangelio de Hoy: 
“El agua que le daré se convertirá dentro de él en manantial que brota 
dando vida eterna” (versículo 14) 
ACCION: ¿A qué me o nos comprometemos? 
Si la Palabra Leída, meditada, orada y contemplada, no se traduce en una acción concreta que cambie 
mi vida, que me transforme, que me haga diferente; entonces no ha sido completamente escuchada, ni 
ha entrado a formar parte de mi nueva vida en Cristo. Por eso proponemos: 
Si estás solo: relee el texto muchas veces y fíjate dónde te sientes más interpelado. Ahora, como la 
samaritana, ve a buscar a algún amigo/a para compartirle la Buena Noticia. Es posible que tengas temor,  
eso es lo que importa, que puedas vencer el temor al qué dirán. Y trata de invitar a seguir a Cristo y su 
Iglesia a quien vayas como misionero. Tómalo como un ejercicio cuaresmal. 
Si estás en grupo: fíjate todas las formas que tenemos para dirigirnos al Señor, y veamos la síntesis que 
dice: los verdaderos adoradores del Padre lo serán en espíritu y en verdad. Como grupo, convencidos 
del amor de Jesús hacemos una visita a personas que sufren, a enfermos, ancianos, prisioneros, para 
poder demostrar públicamente el amor de Jesús para todos.

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