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La Lectio Divina Dominical Domingo 14 de Septiembre de 2014 Domingo XXIV del Tiempo Ordinario -

La Lectio Divina Dominical   Domingo 14 de Septiembre de 2014  Domingo XXIV del Tiempo Ordinario -
TEXTO BIBLICO Mateo 18, 21 - 35 Dale click en la imagen

lunes, 25 de agosto de 2014

LECTIO DIVINA Domingo XXII Tiempo Ordinario Ciclo A

PRIMERA LECTURA: Jeremías 20, 7-9
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 62, 2-6.8-9
SEGUNDA LECTURA: Romanos 12, 1-2
Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de
su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén
TEXTO BIBLICO: Mateo 16, 21-27
«El que quiera venir, que cargue con su cruz y me siga»
16,21: A partir de entonces Jesús comenzó a explicar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, padecer
mucho por causa de los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, sufrir la muerte y al tercer día resucitar.
16,22: Pedro se lo llevó aparte y se puso a reprenderlo:
 —¡Dios no lo permita, Señor! No te sucederá tal cosa.
16,23: Él se volvió y dijo a Pedro:
 —¡Retírate, Satanás! Quieres hacerme caer. Piensas como los hombres, no como Dios.
16,24: Entonces Jesús dijo a los discípulos:
—El que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz y me siga.16,25: El que quiera
salvar su vida la perderá; pero quien pierda la vida por mi causa la conservará. 16,26: ¿De qué le vale al
hombre ganar todo el mundo si pierde su vida?, ¿qué precio pagará por su vida? 16,27: El Hijo del
Hombre ha de venir con la gloria de su Padre y acompañado de sus ángeles. Entonces pagará a cada uno
según su conducta.
BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO
1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?
Estudio Bíblico.
Durante el Ciclo Litúrgico A, la Iglesia nos va presentando el seguimiento de Jesús el Señor a través del
Evangelio de Mateo. Para este próximo domingo, el texto sigue al domingo anterior, donde Pedro lo
reconoce como el Mesías Salvador.
Inmediatamente Jesús le dice a sus discípulos sobre lo que le ocurrirá, sufrirá mucho en manos de los
judíos más relevantes de la sociedad, y anuncia que lo matarán y que resucitará. Pero los discípulos
escuchando esto no lo entienden.
Pedro mismo, quien lo había reconocido como el Mesías, ahora reprende al Señor y le dice que eso no
puede suceder nunca, porque Pedro espera a un Mesías muy humano... Jesús lo trata muy severamente
diciéndole que no debe interponerse en los planes de Dios por pensar en sus propios planes.
Curiosamente son los mismos términos que había usado el mismo Pedro en la pesca milagrosa cuando le
dijo a Jesús: “Apártate de mí, porque soy un pecador” (Lucas 5, 8). Jesús usa estas mismas palabras pero
le dice “Apártate de mí, Satanás”. (La palabra satanás, es usada aquí como aquel adversario que impide
o bloquea el camino. Una traducción no tan literal pero más explícita, podría decir, “córrete de mi
camino, no me obstaculices donde debo ir”). Jesús le aclara a Pedro que está pensando como los seres
humanos, pero no está pensando como Dios. El plan que Dios tiene es salvar a la humanidad concreta y
el mesías no es aquel que vendría a liberar a Israel con el poder de la espada, sino a abrir sus fronteras
con el poder del amor redentor. Costará mucho tiempo para Pedro y los demás discípulos entender todo
esto de Jesús.
Con todo esto, Jesús no revoca la misión que le había confiado a Pedro: de ahí que debamos reconocer
que la Iglesia, desde “la roca” “la Piedra” de su fundamento, aunque está constituida por hombres
frágiles, permanecerá firme e inmortal para siempre, porque Cristo mismo es quien está presente.
Aquí se ve claro entonces el anuncio que el camino de los discípulos deberá seguir las huellas de su
Maestro: Ser discípulo implica también compartir los sufrimientos, humillaciones, aparentes fracasos y
así se podrá compartir la victoria de Jesús.
Jesús, entonces a través de este texto asegura a través de la Revelación que en Él se realizan y unifican
las tres figuras proféticas del Antiguo Testamento, que parecen tan distintas, pero en definitiva hablan
del mismo tema:
1. La Escatológica, del Hijo del Hombre (el Antiguo Testamento presenta quién juzgará al
fin de los tiempos).
2. La Real, del Mesías, es decir que en Jesús se cumplen las profesías del Antiguo
Testamento sobre quien vendría a reinar definitivamente
3. La Misteriosa, que es la del siervo sufriente, presentada por los profetas. El mesías
pasaría una prueba muy fuerte antes de entrar en la gloria.
Aquí Jesús anuncia esto. Pero el tema principial es el discipulado, el seguimiento y las condiciones para
seguir a Jesús. Las frases siguientes son muy fuertes, pero debemos entenderlas en el contexto que
Jesús las ofrece:
1. El que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz y me siga.
2. El que quiera salvar su vida la perderá; pero quien pierda la vida por mi causa la
conservará.
3. ¿De qué le vale al hombre ganar todo el mundo si pierde su vida?
4. ¿qué precio pagará por su vida?
Al final, Jesús anuncia que después de su muerte, resucitará y luego volverá en su Gloria y pagará a cada
uno según su conducta.
Reconstruimos el texto:
1. ¿Cómo comienza el texto? ¿Hacia dónde debía ir Jesús para sufrir?
2. ¿Quiénes serían los que maltratarían a Jesús?
3. ¿Luego de su muerte, qué dice Jesús que ocurrirá?
4. ¿Quién fue el que tomó aparte a Jesús y le dijo que quería impedir que todo eso
ocurriera?
5. ¿Qué le dijo Jesús?
6. ¿Con qué términos se dirigió a los discípulos? ¿Cuáles serían las condiciones para seguir
a Jesús?
7. ¿Cómo termina el texto?

2.- MEDITACION: ¿Qué me o nos dice el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
1. Jesús anuncia que lo maltratarán, lo matarán y luego resucitará. ¿Soy como Pedro que quiere
impedir el plan de Dios? ¿Cuántas veces yo he pensado. Si hubiera vivido en la época de Jesús, a
Él no lo hubieran matado? ¿Será que soy así?
2. ¿En qué momentos el Señor podría decirme: Apártate de mí, Satanás? ¿Cuándo soy un
obstáculo para los planes del Señor?
3. De las condiciones que Jesús pone para seguirlo, ¿Cuáles son las que me cuestan más y no las
cumplo?
4. ¿Qué significa negarse a sí mismo? ¿Cargar con la propia cruz? ¿Seguir al Señor?
5. ¿Quisiera yo un discipulado sin cruz? ¿Quisiera sólo quedarme con un Cristo que da buenas
enseñanzas pero rechazo la cruz del Señor y la propia?
6. ¿Cómo entiendo esto de perder la vida por el Señor para salvar la propia? ¿Me doy cuenta que
seguir al Señor implica renuncias de mi propia vida?
7. ¿Cómo entiendo yo la frase: “de que sirve a un hombre ganar todo el mundo si pierde su vida”?
8. ¿Me doy cuenta que el Seguimiento de Jesús es más importante que todas las cosas materiales y
de poder?
9. ¿Espero la venida del Señor con serenidad y gozo porque en el juicio, mi conducta será juzgada
bien?
3.- ORACION: ¿Qué le digo o decimos al Señor?
Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora.
Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor. Te
propongo que oremos con el Salmo 62:
62,2: Sólo en Dios encuentro descanso, de él viene mi salvación.
62,3: Sólo él es mi roca, mi salvación, mi alcázar: jamás vacilaré.
62,4: ¿Hasta cuándo arremeterán contra uno, para abatirlo todos juntos como a una pared que cede o a
una tapia que se desploma?
62,5: Sólo piensan en derribarme de mi altura, se complacen en la mentira: con la boca bendicen, con el
corazón maldicen.
62,6: Sólo en Dios encuentro descanso, de él viene mi salvación.
62,7: Sólo él es mi roca, mi salvación, mi alcázar: jamás vacilaré.
62,8: En Dios está mi salvación y mi gloria, mi roca firme, mi refugio está en Dios.
62,9: Ustedes confíen siempre en él, desahoguen con él su corazón, que Dios es nuestro refugio.
62,10: Sólo un soplo son los plebeyos, los nobles, mera apariencia, todos juntos en la balanza pesarían
menos que un soplo.
62,11: No confíen en la opresión, no se ilusionen con el robo; a las riquezas, si aumentan, no les
entreguen el corazón.
62,12: Dios ha hablado una vez, dos veces le he oído: Que Dios tiene el poder,
62,13: tuya, Señor, es la misericordia; que tú pagarás a cada uno según sus obras.
4.- CONTEMPLACION: ¿Cómo interiorizo o
interiorizamos el texto?
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para
que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
Repetimos varias veces esta frase del Evangelio para que vaya entrando a nuestro corazón:
El que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz y
me siga (Versículo 24)
Y así nos ponemos a interiorizar esta Palabra de Salvación.
5.- ACCION: ¿A qué me comprometo?
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.
Si estoy solo, voy a volver a leer el texto con mucha paz y pedirle al Señor que me ayude a interpretar
bien todas sus Palabras. Como es tan claro, ver de analizarse si en verdad me estoy buscando a mí
mismo, mi prestigio, mi poder, mi deseo de aparentar católico, en vez de buscar al Señor. Y como acto
para negarse a sí mismo te propongo que realices alguna acción que sea humilde y te ayude a encontrar
este proceso de desprendimiento de sí para llegar a imitar al Señor. Puede ser ir a ayudar en lugares
muy pobres con servicios humildes como limpieza, cuidado de personas, algo que me demuestra que sí
sigo al Señor.
En el grupo, vamos a hacer un análisis de situaciones donde como grupo podemos ser un obstáculo
para el Señor y para que los demás crean en Jesús. Y tratar de superarlo. Tomaremos las frases de Jesús
para analizarlas y nos propondremos hacer una obra de caridad entre las personas necesitadas de

nuestra comunidad, así vamos demostrando nuestro deseo de servicio y humildad.

domingo, 17 de agosto de 2014

Lectio Divina Dominical 24 de Agosto de 2014 (Domingo XXI del Tiempo Ordinario Ciclo A)

TEXTO BIBLICO: 
Mateo 16, 13-20
    






16,13: Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Felipe, preguntó a los discípulos:
—¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?
16,14: Ellos contestaron:
—Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, que es Elías; otros, Jeremías o algún otro profeta.
16,15: Él les dice:
—Y ustedes, ¿quién dicen que soy?
16,16: Simón Pedro respondió:
—Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
16,17: Jesús le dijo:
—¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre del cielo! 16,18: Pues yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra construiré mi Iglesia, y el imperio de la muerte no la vencerá.
16,19: A ti te daré las llaves del reino de los cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo; lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.
16,20: Entonces les ordenó que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
LECTURA
¿Qué dice el texto?
Estudio Bíblico.
San Mateo propone este texto que es símbolo de nuestra catolicidad. La propuesta de recordar que Jesús es el Señor; Jesús es el Cristo; Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios vivo, es vital para la Iglesia. Jesús no es un profeta más, ni un místico, ni un maestro como los demás en Israel. Aunque leemos muy rápido el texto, debe haberse desarrollado en un ambiente de serenidad y todo debe haber pasado en un buen tiempo.
Tal vez es bueno recordar la situación histórica – socio – política en la que se encontraban en ese momento en el pueblo de Israel. Estaban siendo ocupados por el Imperio Romano, que con gran violencia se había adueñado de la región y había impuesto sus leyes y todos debían pagar impuestos a la potencia extranjera. Ellos esperaban un rey al estilo David que uniéndolos saliera a defender el territorio y con gran fuerza los liberara para que fueran ellos la gran potencia. Pero Jesús no iba a tener ese estilo de liderazgo.
Partiendo de esta situación, Jesús ha reunido a sus discípulos, y lanza una nueva e importante pregunta: ¿Quién dice la gente que soy yo? (o en este texto usando un título mesiánico “el Hijo del Hombre”). Los discípulos han estado en misiones, y ahora Jesús reunido con ellos quiere recabar información sobre lo que se dice sobre Él mismo. Ellos comentan lo que la gente anda diciendo por ahí: “es Juan el Bautista, Elías, Jeremías o algún otro de los profetas” (es curioso cómo identifican a estos personajes de la historia como que hubieran vuelto a la vida). Esto significaba ya mucho. Jesús tenía una gran misión podría igualarse a cualquiera de los grandes personajes en el recuerdo de Israel. El pueblo ya se había dado cuenta de algo diferente. Por eso mismo comentaban estas cosas.
Pero Jesús devuelve la pregunta ahora a sus discípulos ¿Y ustedes quien dicen que soy yo? Antes había usado la expresión de “hijo del hombre” (que proviene de la profecía de Daniel 7, 13-14,  pero en el Nuevo Testamento se menciona ochenta y ocho veces este título de Jesús). Sin embargo la pregunta a los discípulos está ligada a otra expresión, tal vez más directa “Yo Soy”. Habla más directamente sobre su doble naturaleza Humana y Divina. En las dos preguntas encontramos esto.
Simón Pedro sale inmediatamente diciendo “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo”. Es una declaración que no pudo habérsela inventado ni rastreado Pedro por sí mismo. Es el Padre del cielo quien se lo ha puesto en los labios. Es la primera vez que públicamente se habla de la verdadera identidad de Jesús. Él es el Mesías, el Hijo del Dios vivo. Es una declaración de fe. Una manera nueva de entender a Jesús. Esta declaración y confirmación de Pedro, lo hace ahora responsable de guiar a la comunidad de discípulos, seguidores de Jesús. Sobre Pedro se construye la Iglesia y las puertas del infierno (que es el imperio de la muerte) no tendrán poder sobre ella. También le dice que por esta declaración tendrá las llaves del Reino de los cielos y sus decisiones en la tierra serán tomadas en cuenta en el cielo (lo que ates en la tierra será atado en el cielo y lo que desates en la tierra será desatado en los cielos).
El mesianismo de Jesús difiere radicalmente del sentir y pensar humano. La gente no estaba preparada, por eso Jesús pide que no lo digan a las personas. Ni siquiera Pedro está preparado para el anuncio de la Pasión del Señor (que sigue inmediatamente a este texto). Pero aún la debilidad humana de Pedro Jesús no le quita la misión que le ha confiado de ser la “roca”, es decir el fundamento y referencia obligada de los seguidores del Mesías.
Reconstruimos el texto:
1.     ¿Cómo comienza el texto, a dónde llegó con sus discípulos?
2.     Jesús hace una primera pregunta a ellos ¿Recuerdas cuál fue esa pregunta?
3.     ¿Qué respondieron ellos de lo que habían oído por allí?
4.     Entonces ¿qué les preguntó por segunda vez  Jesús? ¿Con qué términos lo hizo la primera vez y con qué términos se refirió a sí mismo en la segunda vez?
5.     ¿Quién tomó la Palabra y le dijo a Jesús que era el Mesías, el Hijo de Dios vivo?
6.     ¿Cómo respondió Jesús? ¿Quién le había revelado esto?
7.     Jesús le encomienda ahora ser cabeza de sus seguidores. ¿Cómo fueron las palabras que le dirigió a Pedro? ¿Qué pasaría entonces con la Iglesia?
8.     ¿Qué significan las llaves del Reino de los cielos?
¿Cómo culmina este texto?
MEDITACIÓN
¿Qué me dice el Señor a mí en el texto? 
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
1.     ¿Con qué frecuencia me reúno con Jesús, como su discípulo misionero?
2.     ¿Recurro a la Oración con la Palabra de Dios, dejo que Jesús me instruya?
3.     Si nosotros hoy hiciéramos la misma pregunta que hizo Jesús ¿Qué opina hoy la gente sobre Jesús? Recuerda que está la influencia de los canales de televisión que viven permanentemente hablando con graves distorsiones sobre Jesús y la Biblia… ¿Qué dirán?
4.     Ahora Jesús se dirige directamente a mí para preguntarme por mi nombre ¿Quién dices tú que yo soy? ¿Qué respondes ante esta pregunta?
5.     ¿Quién es Jesús en mi vida? Por favor, no des las frases del catecismo, ahora debes pensar en el lugar que le das tú a Jesús.
6.     Si reconozco que Jesús es el Señor, el Mesías, el Hijo del Dios que está vivo ¿hasta qué punto yo lo sigo, me encuentro con Él en la oración y los sacramentos?
7.     Reconocer a Jesús, es también aceptar la misión que Él me encomienda en la Iglesia. ¿Soy consciente que no puedo ser un cristiano aislado y anónimo sino que soy parte de una comunidad llamada Iglesia?
8.     ¿Entiendo que no se puede separar a la Iglesia de Jesús, el Cristo, el Mesías? Mi encuentro con el Señor debe ser como miembro de la Iglesia.
¿Pido a Dios por el sucesor de Pedro y los Apóstoles? ¿Sigo sus enseñanzas?
ORACIÓN
¿Qué le respondo al Señor que me habla en el texto?
Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor:
Gracias Señor por tu Palabra Salvadora.
Gracias porque me invitas permanentemente a encontrarme contigo, en la oración.
Hoy quiero escucharte, quiero darme cuenta que en mi vida tú estás a la puerta llamándome para preguntarme, para insistir sobre mi vida.
Mi vida tiene sentido sólo si te reconozco a Ti, que eres el Señor de la Historia. Verdadero Hombre, pero verdadero Dios que vino a este mundo a salvarme.
Señor que te conozca y te reconozca en mi vida. Señor que también me conozca a mí mismo y mis limitaciones que sólo Tú puedes llenar.
Gracias por ofrecerme la Iglesia, que es la prolongación de tus mismos discípulos y misioneros. Es en la Iglesia donde sigues obrando. Que reconozca que una relación contigo pero sin la Iglesia es como un avión que le falta un ala y no puede volar.
Señor, dame la gracia de amar a tu Iglesia y a todos los cristianos que son tus seguidores. Que con ellos comparta la vida con mayúscula, que me una en los sacramentos.
Señor, sólo la Iglesia tiene el poder sobre el mal, y su consecuencia la muerte. Que tome conciencia de esto y pueda ser un misionero tuyo y de tu Iglesia.
Amén.
.
CONTEMPLACIÓN
¿Cómo hago propio en mi vida las enseñanzas del texto?
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo  del  Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
Y ustedes, ¿quién dicen que soy? (Versículo 15b )
Y repetimos esta idea para llevar a nuestro interior esas palabras de Jesús. Así podremos predisponernos para encontrarnos con el Mesías.
.
ACCIÓN
¿A qué me comprometo para demostrar el cambio?
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.
Si estoy solo, hacer un repaso lento de esta lectura tan importante del Evangelio, responder bien profundamente a las preguntas de Jesús. El hecho de haber aceptado y recibido a Jesús como el Mesías, debe notarse de alguna manera. ¿Cómo demostrar que sí reconozco a Jesús? ¿En qué me diferencio del resto de las personas? Toma una actitud diferente y una acción que pueda demostrar esto. Tal vez sea oportuno realizar alguna actividad que tenga que ver con la Iglesia, al tratarse del tema. Involucrarse en algo de la Iglesia y ser coherente con la pertenencia eclesial.

En el grupo,  hagan entre todos una encuesta en lugares públicos y pregúntenle a la gente en las calles ¿Quién es Jesús para Ud? y recopilen las informaciones, léanlas en el grupo y vean cuán cercanos están a la Iglesia las respuestas. Como responsabilidad, ante esto, poder realizar alguna actividad pública para manifestar a Jesús el Mesías y a la Iglesia como continuadora de administrar la salvación. Sin olvidar una acción grupal a personas que lo necesitan.

LECTIO DIVINA Domingo XX Tiempo Ordinario Ciclo A

               TEXTO BIBLICO: Mateo 15, 21-28
    

                            


        «¡Señor Socórreme!»
15,21: Desde allí se fue a la región de Tiro y Sidón.
15,22: Una mujer cananea de la zona salió gritando:
 —¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija es atormentada por un demonio.
15,23: Él no respondió una palabra.
Se acercaron los discípulos y le suplicaron.
 —Señor, atiéndela, para que no siga gritando detrás de nosotros.
15,24: Él contestó:
 —¡He sido enviado solamente a las ovejas perdidas de la Casa de Israel!
15,25: Pero ella se acercó y se postró ante él diciendo:
 —¡Señor, ayúdame!
15,26: Él respondió:
 —No está bien quitar el pan a los hijos para echárselo a los perritos.
15,27: Ella replicó:
 —Es verdad, Señor; pero también los perritos comen las migajas que caen de la mesa de sus dueños.
15,28: Entonces Jesús le contestó:
 —Mujer, ¡qué fe tan grande tienes! Que se cumplan tus deseos.
 Y en aquel momento, su hija quedó sana.
BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO
1 - LECTURA: ¿Qué dice el texto?
Estudio Bíblico.
San Mateo nos presenta en este texto una síntesis de su insistencia en el tema de la salvación universal.
Para él es muy importante destacar la gran estima que Jesús tiene por los pueblos paganos llamados a la
fe. Sin embargo la salvación de los “gentiles”, es decir de los que no son del pueblo elegido, debe pasar
por el plan de Dios que eligió a Israel para llevar la Buena noticia de Salvación.
Hay que partir que Mateo dirige su Evangelio a una comunidad judeo – cristiana, que se pregunta si está
bien compartir el pan Eucarístico con los paganos recién convertidos al cristianismo que no han
participado en el pueblo de Israel. Desde esta premisa partimos el estudio del texto.
La mujer viene pidiendo a los gritos a Jesús y lo reconoce con el título de “Hijo de David”, que su hija
está poseída por un demonio. Y Él no responde.
Los discípulos intervienen no por compasión a sus necesidades, sino para que ya no siguiera gritando
detrás de ellos, pues parece que les molestaba. Es cuando Jesús interviene, aparentemente con una
dureza en sus respuestas, que no esperamos del Mesías, pero leyendo todo el texto en su contexto, nos
damos cuenta que Jesús, está buscando que aflore la fe de esta mujer.
Aquí vemos entonces cómo la insistencia de la mujer, se transforma en la humildad de responder a Jesús
que le ha dicho que el pan de los hijos no es bueno dárselo a los perritos, y ella reconociendo al Hijo de
David, le devuelve la frase diciéndole que aún los perritos comen de lo que cae de la mesa de los hijos…
Algo célebre, que tal vez sólo la desesperación de una madre puede llegar a decir.
Jesús alaba a la mujer por su fe y le dice que por creer, su hija ya está curada del mal que la poseía.
Mateo resalta que la condición para entrar al Reino es una fe auténtica, que no retrocede ante ninguna
dificultad. La fe es una confianza ciega en que es posible para Dios, todo lo bueno para el ser humano.
Con su actitud humilde, pero insistente, la mujer extranjera da testimonio de tener hacia Jesús una
consideración que no han demostrado tener los maestros de la Ley, ni los habitantes de Nazareth. Es
más ni siquiera sus propios discípulos han demostrado una fe como ella. Por eso también vemos que la
fe es un don que el Padre Dios ofrece a todos sin distinciones.
Reconstruimos el texto:
1. ¿A qué región se fue Jesús?
2. ¿Quién salió al paso y qué le decía?
3. ¿Cómo era la forma de expresarse?
4. ¿Qué hizo Jesús en un primer momento?
5. ¿Qué le dijeron los discípulos a Jesús? ¿Por qué le dijeron eso?
6. ¿Cuál fue la contestación de Jesús?
7. ¿Qué dijo entonces la mujer ante la contestación de Jesús?
8. ¿Qué dijo Jesús ante las palabras de esta mujer extranjera?
9. ¿Qué pasó con la hija de esta madre?
2 - MEDITACION: ¿Qué me o nos dice el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
1. Hoy es muy frecuente intentar de todas maneras de tapar los problemas que tenemos, incluso
esconderlos y buscar cosas que nos entretengan y nos aíslen de los mismos. ¿Cómo te mueves
tú frente a las necesidades y problemas? ¿Sales a buscar a Jesús como primera instancia?
2. ¿Cómo es tu oración de petición a Jesús?
3. ¿Te desanimas si al primer intento no logras lo que necesitas?
4. ¿Puedes hacer una lista de las cosas que crees que necesitas? Vuelve a mirar esa lista y
realmente con sinceridad de corazón pregúntate ¿cuáles de ellas son verdaderamente
necesarias para tu vida de fe? ¿Cuáles son superfluas?
5. La mujer extranjera incluso le dice al Señor desde sus propias palabras lo que necesita. ¿Tomas
tú la Biblia para buscar todas las promesas del Señor y se las dices?
6. ¿Es la Palabra de Dios tu fuente principal de oración, con lo que te nutres diariamente?
7. Si tuvieras que ponerle un porcentaje a tu fe ¿Qué pondrías tú? ¿Cómo crees que el Señor
evaluaría tu fe?
8. ¿Sabes entonces ahora cómo debes obrar para aumentar la fe?
9. ¿Te gustaría que el Señor te alabara a ti por tu fe? ¿Entonces qué esperas?
3 - ORACION: ¿Qué le digo o decimos al Señor?
Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora.
Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor:
Gracias Señor por tu Palabra Salvadora
Gracias por que vienes a mí en este momento de mi vida a recordarme mi fe
Gracias por alimentar mi fe
Vengo a presentarme hoy ante Ti, para que me ayudes.
Señor, necesito de ti, necesito de tu amor, de tu compasión. Hay muchas cosas que me entretienen y me
sacan por completo de la dirección que Tú deseas para mí.
Señor, que tenga la fe de esta madre que hoy se nos presenta en el Evangelio, que sea capaz de salir
detrás de Ti para pedirte me ayudes, me cambies la vida y el corazón.
Señor, yo creo que Tú, todo lo puedes. Aquí estoy con lo poquito que tengo. Vengo a que me
transformes.
El milagro que te pido hoy, es que aumentes mi fe, para que pueda creer en Ti y creerte a Ti.
Quiero ser tu discípulo Señor, quiero seguirte, pero necesito fe.
Gracias Señor por considerarme hoy y aumentarme la fe.
Amén.
4 - CONTEMPLACION: ¿Cómo interiorizo o
interiorizamos el texto?
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para
que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
¡Qué fe tan grande tienes! Que se cumplan tus deseos. (Versiculo 28 b)
Y repetimos esta idea para llevar a nuestro interior esas palabras de Jesús. Así podremos predisponernos
para aumentar la fe.
5 - ACCION: ¿A qué me comprometo?
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.
Si estoy solo, hacer un repaso lento de esta lectura tan importante del Evangelio, viendo si me identifico
con alguno de estos personajes. Pero ver la forma en que puedo parecerme a la mujer extranjera para
pedir a Jesús que me asista. Preparar una lista de las necesidades espirituales más importantes y
hacerse una propuesta de insistirle a Jesús que me ayude, especialmente en mi fe. Orar de tal manera
que puedan los demás notar un cambio en mi vida. Y externamente busca a alguna persona amiga o
conocida que necesite una palabra de aliento, un gesto oportuno y que le ayudes con tu testimonio a
encontrar a Jesús y su fe en Él.
En el grupo, hagan una discusión de todo lo que nos impide creer de verdad en estos días. Cuáles son los
verdaderos obstáculos que tenemos que nos apartan de la fe. Y hacer una propuesta grupal de poder
enfrentar alguno de esos obstáculos. Como siempre iremos como grupo durante esta semana a visitar a
personas que lo necesiten. Puede ser una familia que necesita ayuda en la casa, o cuidando niños o
enfermos, o personas ancianas. Sería importante si visitan ancianos que ellos también les den sus

opiniones de cómo mantenerse en la fe, pues son estas personas las que tienen la sabiduría.

domingo, 10 de agosto de 2014

LECTIO DIVINA Domingo XIX Tiempo Ordinario Ciclo A

                                          PRIMERA LECTURA: 1 Reyes 19, 9a11-13a
                                          SALMO RESPONSORIAL: Salmo 84, 9 -14
                                            SEGUNDA LECTURA: Romanos 9, 1-5
Invocación al Espíritu Santo:


Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de
su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén
 
TEXTO BIBLICO: Mateo 14, 22-33
«Hombre de poca fe, ¿Por qué dudaste?»
14,22: Enseguida mandó a los discípulos embarcarse y pasar antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. 14,23: Después de despedirla, subió él solo a la montaña a orar.
Al anochecer, todavía estaba allí, solo. 14,24: La barca se encontraba a buena distancia de la costa, sacudida por las olas, porque tenía viento contrario.
14,25: Ya muy entrada la noche Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago. 14,26: Al verlo caminar sobre el lago, los discípulos comenzaron a temblar y dijeron:
—¡Es un fantasma! Y gritaban de miedo.
14,27: Pero [Jesús] les dijo: —¡Ánimo! Soy yo, no teman. 14,28: Pedro le contestó:
—Señor, si eres tú, mándame ir por el agua hasta ti.
14,29: —Ven, le dijo Jesús.
Pedro saltó de la barca y comenzó a caminar por el agua acercándose a Jesús;14,30: pero, al sentir el [fuerte] viento, tuvo miedo, entonces empezó a hundirse y gritó:
—¡Señor, sálvame!
14,31: Al momento Jesús extendió la mano, lo sostuvo y le dijo: —¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
14,32: Cuando subieron a la barca, el viento amainó. 14,33: Los de la barca se postraron ante él diciendo: —Ciertamente eres Hijo de Dios.
LECTURA: ¿Qué dice el texto?
Estudio Bíblico.
El episodio que hoy leemos de San Mateo comienza con Jesús pidiéndoles a los discípulos que crucen
primero a la otra orilla del lago, luego Él despide a la multitud y se va a orar solo a una montaña. Jesús
siempre se manifiesta como un maestro de oración y sus acciones importantes están precedidas por la
oración. Ha llegado la noche y aún Jesús está orando. Los discípulos van en la barca hacia la otra orilla,
pero el texto nos dice que había mucho viento contrario, y la barca se sacudía mucho. EN LA

Entrada la noche, la barca agitada es vista por los Padres como una imagen de la Iglesia sacudida por los
tumultuosos acontecimientos de la Historia. Así como Dios sacó de noche a su pueblo de Egipto, es Jesús
el que viene a liberar en la noche a la Iglesia, con signos prodigiosos.
Jesús llega hasta la barca, ellos están confundidos, creen que es un fantasma, se asustan. Y tal vez parte
central del texto es el versículo 27 cuando Jesús dice: “¡Ánimo! Soy yo, no teman.”
Pedro inmediatamente toma la palabra diciéndole: “Señor, si eres tú, mándame ir por el agua hasta
ti. Y Jesús contestó: ven.”
Es curioso cómo Pedro, el elegido por el Señor para guiar la Iglesia, salta de la barca, comienza a
caminar, pero, dice el texto que el viento y las olas le hicieron tener miedo, y por el miedo comenzó a
hundirse… Entonces una nueva intervención de Jesús, extendiéndole su mano, levantándolo lo reprende
pues su fe es insuficiente. El miedo fue más fuerte que la fe y por eso mismo Jesús le dice:
“¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?”
Es curioso destacar que ha sido el miedo el que hace dudar a Pedro. Esto es para una buena reflexión
posterior. Inmediatamente subiendo a la barca, el viento se aplaca y todos los discípulos que están en la
barca, al ver lo sucedido se postran, es decir hacen una reverencia y adoran a Jesús. Inmediatamente
dicen una muy clara profesión de fe sobre la persona de Jesús: “Ciertamente eres Hijo de Dios.” Es la
misma forma de adoración cuando lo encuentran en Galilea, después de la resurrección y antes de su
ascensión.
Las ideas clave de este texto son:
Jesús dedicado a la oración, los discípulos en la barca, miedo a la situación con las olas, Jesús viene al
encuentro de sus discípulos, Les dice que no tengan miedo, porque está con ellos, Pedro pide ir con Él,
pero luego tiene miedo, Jesús insiste que hay que tener fe y no dudar, los discípulos adoran a Jesús
reconociendo que es el Hijo de Dios.
Reconstruimos el texto:
1. ¿Cómo comienza el texto? ¿Qué les pide Jesús a los discípulos? Y luego ¿Qué hace?
2. ¿Dónde están los discípulos cuando comienza el viento? ¿qué es lo que sienten?
3. ¿Qué hace Jesús para ir a encontrar a sus discípulos?
4. ¿Qué sienten los discípulos en el mar? ¿Qué les dice Jesús?
5. ¿Cuál fue la reacción de Pedro? ¿Qué sucedió? ¿Qué le dijo Jesús?
6. ¿Qué pasó entonces con Pedro en el mar?
7. ¿Qué le recriminó Jesús?
8. ¿Cómo culmina el texto? ¿Qué hicieron los discípulos

MEDITACION: ¿Qué me o nos dice el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
1. Jesús dedica mucho tiempo a la oración ¿Cuánto tiempo dedico yo verdaderamente a la
oración?
2. ¿Es la oración la fuente motivadora de mi vida? ¿Tomo en serio mis momentos de oración? ¿O
estos momentos dejo sólo por si tengo tiempo libre? Es importante reconocerlo.
3. En la barca de mi vida ¿Cuáles son las olas más fuertes? ¿A las que más miedo le tengo?
4. ¿Entiendo que aún en los peligros más difíciles Jesús viene a acompañarme?
5. ¿Confundo la presencia Divina de Jesús con otras presencias? ¿Me doy cuenta cuando Jesús
viene por mí y lo reconozco?
6. Jesús me invita a ir con Él, a pesar de las dificultades: ¿Cuáles son los miedos que me hacen
hundirme? Podría identificarlos.
7. ¿Tengo la humildad necesaria para pedirle al Señor que me salve? ¿Acudo a Él en los momentos
de necesidad?
8. Jesús recrimina que el miedo es paralizante. ¿Podría en mi vida distinguir miedo y fe? Te invito a
realizar una tabla donde pongas en dos columnas estos dos aspectos, para pedirle al Señor que
aumente tu fe.
9. Reconocer que Jesús es el Hijo de Dios es la primera manifestación del acto de fe. ¿También
expreso públicamente mi fe en Jesús, o sólo es algo privado?
ORACION: ¿Qué le digo o decimos al Señor?
Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora.
Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor:
Gracias Señor por tu Palabra de Salvación.
Siempre vienes a nosotros para redimirnos, para liberarnos, para ayudarnos.
Señor, tú sabes que el miedo nos paraliza, nos confunde, nos hunde en nuestros propios océanos y
tempestades.
Ven Señor a nuestra vida, ven a acompañarnos, ven a liberarnos.
Señor, en la barca de la Iglesia también hay muchas tempestades. Ponemos todos nuestros miedos
personales y comunitarios ante Ti, Sabemos de antemano tu respuesta: “¿porqué dudaste?”
Gracias Señor por venir a liberarnos aún en medio de nuestras dudas. Tú deseas lo mejor para nosotros
Que siempre estemos atentos a Ti, Señor. Que no nos fijemos en otras cosas.
Ayúdanos a identificar todos los miedos que nos paralizan, que nos hunden, que nos impiden seguir a tu
encuentro.
Queremos reconocerte como los discípulos, queremos decirte clara y decididamente que Tú eres el Hijo
de Dios. Permítenos saber cómo adorarte y alabarte, dejando atrás nuestros ídolos y nuestros miedos.
Gracias Señor por estar con nosotros, por venir a salvarnos.
Amén.
CONTEMPLACION: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos el texto?
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para
que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón. Para eso repetiremos varias veces:
“¡Ánimo! Soy yo, no teman.” (versículo 27)
Para ir introduciendo a nuestra vida, haciendo propio este proceso de no tener miedo, de decir gracias
Señor y abrir los oídos y el corazón a Jesús que viene a nuestro encuentro.
ACCION: ¿A qué me comprometo?
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.
Si estoy solo, voy a releer el texto deteniéndome en todas las palabras de Jesús y del diálogo con los
discípulos, tratando de identificarme con cada uno de ellos. También voy a identificar alguno de mis
temores, por ejemplo el miedo a reconocer públicamente a Jesús, y sólo mantener una relación
personal e íntima con Dios sin que los demás se den cuenta. Esto no es bueno, porque Jesús nos pide
que demos testimonio de Él. Como acto proponemos una visita a alguna persona que tenga alguna duda
de fe, o que esté pasando por un momento importante en su vida, para acompañarla a orar con ella y
dar así un paso para demostrar ante otros la fe.
En el grupo, hacer un listado de todos los miedos que tenemos como personas y también como
comunidad. ¿Cómo vencer esos miedos? ¿Cuáles son los más fuertes y tal vez los que menos
atendemos? Proponerse entonces como grupo, desde estos miedos, una acción que pueda vencerlos. Y
como siempre, proponerse una actividad con las personas que más necesitan de nuestra fe demostrada
en hechos, como grupo buscamos los enfermos, los más desvalidos, los necesitados y proponerse una

acción para ayudarlos demostrando así, que cumplimos con el Señor y somos fieles a su Palabra

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