Material Asamblea 2010 P.D.M

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La Lectio Divina Dominical Domingo 14 de Septiembre de 2014 Domingo XXIV del Tiempo Ordinario -

La Lectio Divina Dominical   Domingo 14 de Septiembre de 2014  Domingo XXIV del Tiempo Ordinario -
TEXTO BIBLICO Mateo 18, 21 - 35 Dale click en la imagen

lunes, 22 de septiembre de 2014

LECTIO DIVINA XXVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A

                              PARA ESTE DOMINGO 28 DE SEP  14

MOMENTOS                      LECTIO DIVINA DOMINICAL
PRIMERO
La Palabra esperada. (Preparación) - Introducción a la Palabra - Estoy a la espera de la Palabra de Hoy - Me pongo a la escucha - Disposición interior – Silencio
El peligro de creerse bueno
Mt 21,28-32
Como tantas veces, también hoy Jesús arremete contra los fariseos, contra ese fariseo que hay dentro de cada uno de nosotros, para quienes se proclama el evangelio: “los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él”, es decir, los publicanos y las prostitutas nos llevan la delantera en el camino del Reino de Dios”.
Los fariseos no se convirtieron ante la predicación de Jesús porque se creían buenos, porque “cumplían” con la Ley; por eso no necesitaban de Jesucristo. También es ese nuestro peligro: creernos buenos, sentirnos satisfechos de nosotros mismos, cuando la realidad es que estamos muy lejos de ser lo que Dios quiere que seamos. Hemos de huir como de la peste de pensar que ya hemos hecho bastante. El amor de Dios y de los hermanos no conoce límites y el que ha entrado por los caminos del Reino reconoce que tiene un horizonte inmenso por recorrer, tan amplio como la inmensidad de Dios.
Lo que Jesús alaba en los publicanos y prostitutas no es su pecado, sino que han sabido reconocer su pecado y cambiar para entregarse del todo a Dios. En cambio, el fariseo al creerse bueno, se queda encerrado en su mezquindad sin recibir a Cristo. Todos tenemos el peligro de quedarnos en las buenas palabras – como el segundo hijo de la parábola –, sin entregarnos en realidad al amor del Padre y a su voluntad y rechazando en el fondo a Cristo.  (FGD)
ACTO PENITENCIAL
·   Tú, que esperas que nos convirtamos. Señor, ten piedad.
·   Tú, que nos das tu perdón y tu fuerza. Cristo, ten piedad.
·   Tú, que con tu palabra nos conduces a la vida. Señor, te piedad.
SEGUNDO
La Palabra escuchada. (Lectura) - Lectura del Evangelio, leo el texto con atención. Sigo en texto
EVANGELIO Mt 21, 28-32
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a los sumos sacerdotes ya los ancianos del pueblo: “¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: “Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña”. El respondió: “No quiero”. Pero después se arrepintió y fue. Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y éste le respondió: “Voy, Señor”, pero no fue. ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?” “El primero”, le respondieron. Jesús les dijo: “Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios. En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él”.
Palabra del Señor
TERCERO
La Palabra comprendida - Significado de la Palabra.

“Aceptar la voluntad del padre”
Mt 21, 28-32

1.      HIJO, QUIERO QUE HOY VAYAS A TRABAJAR A MI VIÑA.
El Señor nos pide con el corazón, que trabajemos en su viña, que trabajemos por el bien nuestro y por el bien de los demás, y esta esperando nuestra respuesta, esa es su voluntad.
Pero sucede, que muchas veces no nos sentimos llamados y preferimos hacer lo que a nosotros no parezca mejor y no lo que Dios quiere. En otra, le decimos “Si” al Señor, pero solo lo hacemos para congraciarnos, como cuando le decimos a alguien, no te preocupes, que lo haré sabiendo que solo son palabras. Pero el Señor nos pide hechos y no palabras. Bien cae en este fragmento del Evangelio el refrán “Del dicho al hecho, hay mucho trecho”.
De esto se desprende que el Señor habló en esta parábola a aquéllos que ofrecen poco o nada, pero que lo manifiestan con sus acciones, y en contra de aquéllos que ofrecen mucho y que nada hacen de lo que ofrecen.
2.      ¿QUÉ LES PARECE?
En esta sencilla parábola, en la cual Jesús nos pregunta primero “¿Qué les parece?, esto es, que opinamos del comportamiento de los dos hijos, hagamos cuenta que el padre es nuestro Buen Padre Dios, que nos pide compromiso y nos pide que trabajemos para El. Dios quiere salvarnos y nos da una oportunidad. Pero nos esta señalando que lo que verdaderamente importa para salvarse, no son las palabras, no son la promesas de buena crianza, no son las palabras bonitas, sino que las obras reales que podamos conseguir. Sabemos que el mundo esta lleno de buenos propósitos y magníficos discursos, pero muy escaso de llevar a la practica los hermosos sentimientos que se propone.
3.      ¿CUÁL DE LOS DOS CUMPLIÓ LA VOLUNTAD DE SU PADRE?
La segunda pregunta que nos hace Jesús es ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre? Cumplen la voluntad del Padre, aquellos que se les propuso trabajar para su salvación y lo hicieron de verdad, no los que hicieron falsas promesas. Esto es como cuando caemos en falta, concientes de hemos hecho mal, habiendo oído el llamado a la buena vida por el Señor, y luego en nuestro interior brota el dolor de la desobediencia, nos arrepentimos, hacemos penitencia y enmendamos el rumbo. Esto es hacer la voluntad que nos señala Jesús en este Evangelio. Y no hacer la voluntad es mentirle a Dios, diciendo “Si Señor” sabiendo que no haremos lo que El quiere. En otras palabras, más vale no ofrecer a Dios obrar bien y hacerlo, que ofrecérselo y mentir.
4.      LES ASEGURO QUE LOS PUBLICANOS Y LAS PROSTITUTAS LLEGAN ANTES QUE USTEDES AL REINO DE DIOS
El Señor les recuerda en sus conciencias a los sumos sacerdotes y a los ancianos, que el pueblo judío respondió a Moisés: "Haremos todo lo que nos mande el Señor" (Ex 24,3), pero luego le mintieron a Dios, reprensado en esta parábola por el segundo hijo. Sin embargo no pueden dejar de admitir esto, cuando reconocen que el primero hijo hizo la voluntad de Dios, que en esta parábola representa a los gentiles.
Entonces en forma dura, Jesús les dijo a los judíos: “Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios”
En efecto, Jesús nos presenta como los publicanos, que eran pecadores, al igual que las hijas del placer carnal, primero habían rechazado la invitación de caminar al Reino de Dios, pero luego, a oír el llamado de salvación, cambiaron el rumbo y enmendaron su mala vida, este cambio los hace digno de entrar al reino.
Sin embargo, ellos, el pueblo de Dios, que se decían hombres fieles, rechazan la palabra de Jesús, entonces el señor les afirma: En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él.
5.      NO PORQUE UNA PERSONA HAYA SIDO PECADORA, NO SE PUEDE SALVAR
Pero los fariseos, no solamente no creyeron en Juan, ni siquiera le hicieron caso. Pero Jesús sabe, Juan vino por el camino de la justicia, y lo hizo de una manera evidente, y mantuvo un trato respetable, con una actitud que conmovía los corazones de los pecadores, y que su palabra transformó corazones indómitos, por eso les dice: Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él”.
Aprendemos de esta enseñanza, que no porque una persona haya sido pecadora, no se puede salvar, nos enseña Jesús, que el arrepentimiento, nos hace más aptos para entrar al Reino, nos aclara Jesús, como muchas veces sucede que resultan ser mejores aquellos hijos que vuelven arrepentido que los arrogantes que piensan que sirven a Dios porque se golpean el pecho, pero su soberbia no les permite reconocer sus faltas.
6.      ESTAR DISPUESTOS A ACEPTAR LA VOLUNTAD DEL PADRE,
Así es como el ejemplo del primer hijo, nos debe hacer meditar en como debemos tratar de purificar nuestro corazón, como reconocer nuestros pecados y corregirlos y como poner orden en nuestra vida. También nos invita a cuidar nuestros pensamientos, además de regularlos. Del mismo modo a preguntarnos lo que espera Dios de nosotros. Jesús ha advertido a sus discípulos; “No todo el que me dice: ¡Señor, Señor! entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos” (Mt 7,2 1-23). También nos ha dicho el Señor: “Felices los que escuchan la Palabra de Dios y la Practican” (Lc 11, 28)
Pero la mayor invitación, es estar dispuestos a aceptar la voluntad del Padre, y al mismo tiempo pedirle fuerzas, para no flaquear en el deseo de cumplir nuestro compromiso con El. Así de esta forma darle valor a nuestro corazón, para que no huya de su deber cristiano, por tanto no dejemos de rezar como en el salmo (142, 10) “Enséñame a cumplir tu voluntad, ya que tú eres mi Dios. Tu espíritu, que es bueno, me guíe por tierra llana”
Cristo Jesús viva en sus corazones
CUARTO
Meditación - Mi Palabra responde a la Palabra. (Oración)  - Se inicia mi diálogo con la Palabra: Oro el texto, brota viva la oración.
MEDITACION
“PERO USTEDES, NI SIQUIERA AL VER ESTE EJEMPLO, SE HAN ARREPENTIDO NI HAN CREÍDO EN ÉL”.
La referencia básica de la lectura es el arrepentimiento, la conversión del corazón. “Arrepentirse para creer”. Jesús nos habla invirtiendo intencionadamente el orden de los verbos, por que no basta sólo “creer para arrepentirse”. Arrepentirse para creer consiste, ante todo, en no considerarse ni justos, ni rectos, ni santos. Ni tampoco pensar que por observar tal o cual ley no somos como el resto de los hombres que no la observan.
Tener conciencia de ser pecadores nos pone en actitud de conversión. Creernos justos nos impide encauzar los pasos por el camino de la conversión. Quien nos hace justos, rectos y santos es sólo Dios (la parábola del fariseo y del publicano de Lc 18,9-14 no deja lugar a dudas ni a equívocos). Arrepentirse para creer consiste en no ser nosotros quienes determinemos qué es bueno o malo, justo o injusto, recto o torcido, santo o profano, sino el Señor.
El discurso de Ezequiel, (Ez 18, 24-28) entre Dios e Israel, arranca con un interrogante: “¿Acaso no es justo mi proceder? ¿Acaso no es el proceder de ustedes, y no el mío, el que no es correcto?” Es lícito -y necesario- preguntarse: ¿Qué sabe Israel de “rectitud”? La respuesta sólo la puede dar Dios: la iniquidad es causa de muerte; la justicia y la rectitud son causa de vida. Pasar de la iniquidad a la justicia y a la rectitud es pasar de la muerte a la vida. “Y cuando el malvado se aparta del mal que ha cometido, para practicar el derecho y la justicia, él mismo preserva su vida”. ¿Quién determina este paso? Dios
ORACION
Concédeme, benignísimo Jesús, tu gracia para que esté conmigo, y obre conmigo, y persevere conmigo hasta el fin.
Dame que desee y quiera siempre lo que te es más acepto y agradable a ti.
Tu voluntad sea la mía, y mi voluntad siga siempre la tuya y se conforme en todo con ella.
Tenga yo un querer y no querer contigo, y no pueda querer y no querer, sino lo que tú quieres y no quieres.
Dame, Señor, que muera a todo lo que hay en el mundo, y dame que desee por ti ser despreciado y olvidado en este siglo.
Dame, sobre todo, lo que se puede desear, descansar en Ti y aquietar mi corazón en ti.
Tú eres la verdadera paz del corazón, tú el único descanso; fuera de ti todas las cosas son molestas e inquietas.
En esta paz permanente, esto es, en ti, sumo y eterno Bien, dormiré y descansaré. Amén (Tomás de Kempis, La imitación de Cristo, 111,15,3).
LA TAREA PERSONAL
QUINTO
La Palabra encarnada - Epifanía, Ante la manifestación de Dios, me postro, adoro - Silencio ante la Palabra  - Contemplación
CONTEMPLACION
Dios omnipotente y eterno, señor del universo, creador y dueño de todas las cosas, tú, por obra de Cristo, has hecho del hombre el esplendor del mundo, le has entregado la ley natural y la escrita para que viva ordinariamente como ser dotado de razón, y, cuando peca, le propones como norma tu bondad para que se arrepienta, dirige tu mirada a quienes con su vida se desvían de ti, porque tú no quieres la muerte del pecador, sino que se convierta, de modo que se aparte del camino de la perdición y viva.
Tú que has aceptado el arrepentimiento de los habitantes de Nínive, tú que quieres que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, tú que has abrazado con cariño paternal al hijo que dilapidó disolutamente los bienes y volvió arrepentido, acoge también ahora la penitencia de quienes te suplican, para que nadie peque en tu presencia: si te fijas en nuestras iniquidades, Señor, Señor, ¿quién podrá resistir? Que agradable es estar en tu presencia.
Devuélvele a la Iglesia la dignidad y la condición primera, por intercesión de Cristo, Dios y salvador nuestro, a ti la gloria y el honor con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén («Constituciones de los apóstoles», VIII, 9, en 5. Pricoco - M. Simonetti [eds.], La preghiera dei cristiani, Milán 2000, 125).
SEXTO
La Palabra confrontada – Discernimiento - Prolongo la escucha - discierno. Analizo - Distingo cuál es la voluntad de Dios.
SEPTIMO
La Palabra compartida – Intercomunicación - Aprecio con otros mi respuesta a la Palabra - Diálogo con los hermanos.
OCTAVO
La Palabra en acción – Respuesta - La Palabra da frutos. Se cumple, se realiza. -Vida, Testimonio – Anuncio -Compromiso.
“Señor, ten piedad de mí” (Mt 15,21).

LECTURA ESPIRITUAL

Mi Dios, en mí se enfrentan dos hombres en cruenta batalla. Uno, lleno de amor, seguirte fielmente ansía. Mas el otro, rebelde a tu deseo, contra tu ley estalla. El primero siempre vuelto al cielo me dispone, inclinado a los bienes eternos, de los terrenales despreocupado. El segundo me curva hacia la tierra con su funesto peso. Infeliz, si conmigo peleo, ¿cuándo alcanzaré la paz?
Quiero el bien, lo sé, y no lo hago. Lo quiero, y he aquí la miseria, aquello que amo no lo hago, y el mal que no amo sí lo hago, ¡qué horror! ¡Oh gracia, resplandor salvador, ven y ponme de acuerdo! Domina con tu dulzura a este hombre que tanto te contraría. (J. Racine, Preghiere dell ‘umanitó, Brescia 1993,46).

La parábola de la viña

Lectio divina

 Tiempo Ordinario. Ciclo A
DOMINGO 21
Mt. 20.1-16

                   oración inicial
Señor, Jesús,
Tú sabes lo que más me conviene.
Cuenta conmigo, llámame a la hora que quieras, para trabaja en tu viña.
Tú eres fiel a tu Palabra. Confío plenamente en Ti.
Quiero escuchar tu voz.
Habla, Señor, estoy a la escucha.

TEXTO BÍBLICO Mt. 20- 1-16
La parábola de la viña
    Pues el reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.
    Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo: “Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido”. Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.
    Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: “¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?”. Le respondieron: “Nadie nos ha contratado”. Él les dijo: “Id también vosotros a mi viña”.
    Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: “Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”. Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno.
     Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Al recibirlo se pusieron a protestar contra el amo: “Estos últimos han trabajado solo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”.
    Él replicó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”. Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos».

 LECTURA ¿que dice el texto?
    Jesús había hablado a sus discípulos con claridad: “Buscad el reino de Dios y su justicia”. Para él esto era lo esencial. Sin embargo, no le veían buscar esa justicia de Dios cumpliendo las leyes y tradiciones de Israel como otros maestros. Incluso en cierta ocasión les dijo: “Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de Dios”. ¿Cómo entendía Jesús la justicia de Dios?
    La parábola que les contó los dejó desconcertados. El dueño de una viña salió a la plaza del pueblo a contratar obreros. No quería ver a nadie sin trabajo. El primer grupo trabajó duramente doce horas. Los últimos en llegar sólo trabajaron sesenta minutos.
    Al final de la jornada, el dueño ordena que todos reciban un denario. La decisión sorprende a todos. ¿Cómo calificar la actuación de este señor que ofrece una recompensa igual por un trabajo tan desigual? ¿No es razonable la protesta de quienes han trabajado durante toda la jornada?
    Estos obreros reciben el denario estipulado, pero al ver el trato generoso que han recibido los últimos, se sienten con derecho a exigir más. No aceptan la igualdad: «los has tratado igual que a nosotros». El dueño de la viña responde con:
«¿Va ser tu ojo malo porque yo soy bueno?».
    Según Jesús, hay una mirada mala, enferma y dañosa, que nos impide captar la bondad de Dios y alegrarnos con su misericordia hacia todos. Nos resistimos a creer que la justicia de Dios consiste en tratarnos con un amor que está por encima de todos nuestros cálculos.
    Esta es la Gran Noticia revelada por Jesús. Todos somos acogidos y salvados, no por nuestros esfuerzos sino por su misericordia.
    A Jesús le preocupaba que sus discípulos vivieran con una mirada incapaz de creer en esa Bondad. En cierta ocasión les dijo: “Si tu ojo es malo, toda tu persona estará a oscuras. Y si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!”. Los cristianos lo hemos olvidado. ¡Qué luz nos penetraría si nos atreviéramos a creer en la Bondad de Dios sin recortarla con nuestra mirada enferma! ¡Qué alegría inundaría los corazones creyentes! ¡Con qué fuerza seguiríamos a Jesús!

         MEDITACIÓN ¿QUE ME DICE A MI EL TEXTO ?

·         Analiza cuántas necesidades hay en el mundo, en tu ciudad, en tu parroquia, en tu familia… A unos les falta el pan, a otros la palabra de Dios. ¿Qué estas dispuesto a hacer?
·         El amor del Señor es totalmente gratuito y busca el bien de todos. ¿Agradeces este amor? ¿De qué manera expresas y manifiestas tu interés por los que te rodean? ¿Procuras ser presencia de Dios para los que tienes a tu lado, para que vean al Señor en tu manera de ser y actuar?
·         “…los últimos serán los primeros y los primeros, últimos. ¿Cómo lo vives? ¿Dónde te sitúas? ¿Te alegras por los dones y talentos que tienen las personas cercanas? ¿Agradeces que el Señor te haya llamado a su viña?
·         ¿Eres consciente de que el amor de Jesús es igual para todos o te consideras mejor que los demás por conocerlo un poco?
 ORACIÓN  ¿ QUE RESPONDO AL SEÑOR QUE ME HABLA EN EL TEXTO
·         “¡Señor, aquí estoy, envíame! Haz que estas palabras entren en mi corazón, en mis ojos, en mis oídos y me cambie, me transforme.
·         Señor, quiero trabajar por Ti, quiero desgastarme por Ti, quiero poner todo lo que soy a tu servicio.
    CONTEMPLACIÓN  
¿ COMO REFLEJO EN MI VIDA  LO QUE ME DICE DIOS EN EL TEXTO ?
·         Jesús está esperando de ti el fruto bueno. Te ha elegido como invitado a su mesa. Él volverá y vendrá a buscarte y llamará a tu puerta. ¿estás preparado para responderle? ¿para abrirle? ¿Para ofrecerle el amor que espera de ti?
·         O por el contrario, ¿estás preocupado por otros intereses, esclavizado por otros dueños, diversos y lejanos a Él?
·         El Padre continúa su obra de amor en ti, para que lleves fruto y pacientemente espera. Él poda y cultiva, pero luego te invita a trabajar a recoger los frutos para ofrecérselos. Eres enviado a su pueblo, a sus hijos: no puedes echarte atrás, estás hecho para que vayas y des fruto y el fruto permanezca.

 ACCIÓN ¿ A QUE ME COMPROMETO 
·         Rechaza los sentimientos de descontentos que puedas tener y agradece a Dios los dones que te ha dado.

·         Agradece al Señor que te haya llamado a trabajar en su viña y dile: “Aquí estoy, Señor, quiero hacer tu voluntad”.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

LECTIO DIVINA Exaltación de la Cruz Domingo XXIV del Tiempo Ordinario Ciclo A

                        TEXTO BIBLICO: Juan 3, 13-17



«Dios envió a su hijo para que el mundo se salve por él»
3,13: Nadie ha subido al cielo si no es el que bajó del cielo: el Hijo del Hombre.
3,14: Como Moisés en el desierto levantó la serpiente, así ha de ser levantado el Hijo del
Hombre, 3,15: para que quien crea en él tenga vida eterna.
3,16: Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que quien crea en él no muera, sino
tenga vida eterna. 3,17: Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo
se salve por medio de él.


BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO


1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?
Estudio Bíblico.
Todos los años celebramos una fiesta sumamente importante, la exaltación de la Santa Cruz. En primer
lugar porque tenemos que tener claridad con que no es posible entender el cristianismo sin la Cruz de
Jesús.
Por un lado es necesario recordar los sacrificios en el Templo de Israel, y cómo el pueblo giraba en torno
a una liturgia donde se ofrecían diferentes animales en holocausto para que Dios perdonara los pecados
del pueblo.
En el plan de Dios las cosas son muy diferentes. Él no quiere que sacrifiquen más animales, pues él
mismo entregará a su propio y único Hijo para salvarnos a todos. Por lo tanto, el signo más espantoso de
tortura, se convierte desde Jesús, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, en el símbolo de la
victoria sobre la muerte.
Recordemos que en el pecado original, nuestros primeros padres ensuciaron a toda la humanidad y
como consecuencia vino la desgracia y la muerte. Era la misma muerte la que tenía una “aparente
victoria” sobre los seres humanos. Luego de la muerte, estaba el “Seol” o lugar donde los muertos iban,
como una desaparición para siempre. Por eso, en el Antiguo Testamento era tan importante tener
descendencia que lo recordaran a uno después de la muerte y también se entendía que Dios bendecía a
sus hijos con una vida larga y próspera (este pensamiento fue cambiado con la teología que está en el
libro de Job).
Todos los textos de este domingo nos presentan a Jesús exaltado en su victoria en la cruz. Aunque el
aparente fracaso de Jesús, para Dios esto es el signo con que marcará a los discípulos y seguidores de su
Hijo Jesús, ofreciéndoles la victoria definitiva. Y como dice el libro de los Números, así como Moisés
levantó la serpiente de bronce para que todo aquel que la mirara quedara limpio de las picaduras de las
serpientes, así Jesús, al ser levantado en la cruz redentora, pueda limpiar del pecado a quien lo
reconozca como Señor y Salvador, desde la cruz.
En el Evangelio de este Domingo, Jesús está hablando con Nicodemo, un maestro de la Ley que fue a ver
a Jesús de noche, y por eso usa textos del Antiguo Testamento para explicarle. Jesús es el que ha venido
del cielo, Él es el único que conoce al Padre y su designio salvador.
Este diálogo es un monólogo o explicación que Jesús ofrece. Por lo tanto hay que entenderlo en todas
sus expresiones.
Lo importante aquí es el tema de la “vida eterna”. Quien crea en Jesús, tenga vida eterna. Esta
expresión, es lo que estaba buscando en el fondo Nicodemo. El Hijo del Hombre, es la expresión
mesiánica que Jesús se atribuye a sí mismo. Es para dar a entender quién es Él.
Es posible que el Evangelista Juan ponga en labios de Jesús una síntesis de la historia de la salvación,
porque en realidad eso es. Y es curioso el uso de los verbos en pasado. Tanto “amó” Dios al mundo que
“entregó” a su Hijo único. Y la insistencia es “para que quien crea en Él no muera, sino que tenga vida
eterna. Es el testimonio mismo de Jesús, el único que ha bajado del cielo, y por lo tanto es el único que
está en condiciones de revelar el amor de Dios con la obediencia a su plan de dejarse sacrificar como
único holocausto agradable al Padre, para salvarnos y liberarnos a los seres humanos de la muerte
eterna.
El final de este breve texto es muy claro, Dios no envió a Jesús para juzgar ni condenar, sino que lo envió
para salvar a todos los que crean en Él, y sobre todo en su humillación en la cruz, que para los cristianos,
después de la resurrección, es la victoria final sobre el pecado y la muerte.
Se puede recibir o rechazar este amor de Dios por medio de la fe. Y este texto está puesto para
aumentar nuestra fe en el Señor, en su salvación obtenida de una vez para siempre en la victoria que
consiguió para nosotros en el “carro victorioso de la cruz” (como dicen los Padres de la Iglesia). Es en esa
cruz, como la entrada triunfal después de la gran batalla con el enemigo. En que podemos sentirnos
todos también victoriosos. Pues Cristo ya ganó la batalla para todos.
Reconstruimos el texto:
1. ¿Cómo comienza este texto? ¿Con quién está hablando Jesús?
2. ¿Cuál es la relación de Jesús con el cielo? ¿Quién bajó del cielo y subirá nuevamente?
3. ¿Con qué señal del Antiguo Testamento que usó Moisés, se presenta Jesús?
4. ¿Qué pasaba con los israelitas que en el desierto miraban esa señal?
5. ¿Cómo manifestó Dios Padre su amor por los seres humanos?
6. ¿Qué pasa con los que miren a Jesús en la Cruz y crean en Él?
7. ¿A qué vino Jesús, a condenar o a salvar?
8. ¿Cuáles son las condiciones para recibir entonces la salvación que Jesús nos obtuvo en la
Cruz?
2.- MEDITACION: ¿Qué me o nos dice el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
1. ¿Cuál es mi relación personal con Jesús? ¿Me doy cuenta que en mi oración puedo
encontrarme con Él para que me instruya, me guíe, me oriente y yo pueda seguirlo?
2. ¿Acepto que Jesús se ofreciera en la Cruz por mí? ¿Qué implica esta aceptación?
3. Si yo hubiera vivido en la época de Jesús ¿Cuál habría sido mi reacción? Muchas veces decimos
que si yo hubiera estado en esos momentos no hubiera permitido que Jesús sufriera… En verdad
¿Entendí el misterio de la Cruz?
4. ¿Me doy cuenta que Jesús sin su Cruz redentora no sería igual? ¿Acepto la cruz? ¿Proclamo a
Jesús victorioso desde la Cruz?
5. ¿Entiendo que el amor misericordioso de Dios Padre, fue entregar a su Hijo Único Jesús, el
Cristo, para que obtuviéramos la redención?
6. ¿Me doy cuenta que la muerte ya no tiene poder sobre nuestra vida?
7. ¿Entiendo que también debo pasar como Jesús por la muerte temporal para llegar a la vida
eterna?
8. ¿Cómo podría definir mi fe en Jesús, es decir mi credo personal, mi seguridad en Él?
3.- ORACION: ¿Qué le digo o decimos al Señor?
Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora.
Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.
Hoy tomaremos para nuestra oración el mismo texto de la Segunda Lectura, que es un himno a Jesús el
Cristo y Señor, lo vamos a recitar muy lentamente y lo haremos propio, nosotros mismos hoy le
respondemos a Dios con sus propias Palabras:
2,5: Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús,
2,6: quien, a pesar de su condición divina,
 no hizo alarde de ser igual a Dios;
2,7: sino que se vació de sí
 y tomó la condición de esclavo,
 haciéndose semejante a los hombres.
 Y mostrándose en figura humana 2,8: se humilló,
 se hizo obediente hasta la muerte,
 y una muerte en cruz.
2,9: Por eso Dios lo exaltó y le concedió un nombre superior a todo nombre,
2,10: para que, ante el nombre de Jesús,
 toda rodilla se doble,
 en el cielo, la tierra y el abismo;
2,11: y toda lengua confiese:
 ¡Jesucristo es Señor!, para gloria de Dios Padre.
Filipenses 2, 5-11
4.- CONTEMPLACION: ¿Cómo interiorizo o
interiorizamos el texto?
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para
que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
Repetimos varias veces esta frase del Evangelio para que vaya entrando a nuestro corazón:
Dios envió a su hijo para que el mundo se salve por él (Versículo 17)
Y así nos ponemos a interiorizar esta Palabra de Salvación.
5.- ACCION: ¿A qué me comprometo?
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Si estoy solo, vuelvo a leer el texto, y la segunda lectura en forma pausada y con deseos de profundizar.
Voy a tomar una cruz, voy a mirar la cruz con Jesús clavado en ella y voy a pedirle al Señor que sea Él
mismo quien desde la cruz me hable a mí y me diga lo que debo hacer en mi vida. Adoraré al Señor en la
Cruz y tendré un gesto. Luego haré un acto claro y decidido de humildad con algún hermano que
necesite mi servicio. Demostraré que sí soy capaz de humillarme para mostrar mi fe.

En el grupo, preguntarse qué sienten ante Jesús crucificado. Poner en la cruz de Jesús mis ausencias y
defectos para pedirle a Jesús Crucificado que me redima. Ante un altar con Jesús crucificado hacer una
oración espontánea, y luego como grupo ir a atender necesidades de hermanos que sufren para
demostrar nuestra humildad, asociada a la humildad del Señor. Recordemos que un cristianismo sin cruz
no es auténtico.

martes, 2 de septiembre de 2014

LECTIO DIVINA Domingo XXIII Tiempo Ordinario Ciclo A

          TEXTO BIBLICO: Mateo 18, 15-20
     «Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado



18,15: Si tu hermano te ofende, ve y corrígelo, tú y él a solas. Si te escucha has ganado a tu
hermano. 18,16: Si no te hace caso, hazte acompañar de uno o dos, para que el asunto se resuelva por
dos o tres testigos. 18,17: Si no les hace caso, informa a la comunidad. Y si no hace caso a la comunidad
considéralo un pagano o un recaudador de impuestos. 18,18: Les aseguro que lo que ustedes aten en la
tierra quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo.
18,19: Les digo también que si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir cualquier
cosa, mi Padre del cielo se la concederá. 18,20: Porque donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, yo
estoy allí, en medio de ellos.
1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?
Estudio Bíblico.
San Mateo pone en labios de Jesús muchas enseñanzas de la vida cristiana. Una de ellas muy importante
está narrada en este texto, y es lo que nosotros llamamos la “corrección fraterna”.
Es obvio, que Jesús se da cuenta de nuestra vida de pecadores, nuestros defectos, nuestras limitaciones
y nuestros errores. Pero Jesús vino a perdonar en nombre de Dios Padre. Su misión más importante fue
la de reconciliar a la humanidad que se había ido de Dios para volverla al Padre.
Ahora bien, esta misión de Jesús, es en colaboración con sus seguidores, es decir, con la Iglesia, que es
comunidad. No se puede entender a Cristo sin su Iglesia. Por eso, tal vez este texto, que pocas veces se
toma en cuenta es tan esencial en la vida cristiana comunitaria.
Inmediatamente antes de este texto, encontramos el famoso pasaje de la oveja perdida, que el pastor
deja a las noventa y nueve para salir a buscar a la que se perdió. Pero ahora, lo importante es que esta
misión de ir y buscar al hermano perdido, es de la comunidad.
Como Dios no quiere que nadie se pierda, manda a su Hijo a buscar a los perdidos, pero también a pone
a la comunidad, que no está compuesta de santos, sino de pecadores, la misión de encontrar un camino
de conversión.
Mateo nos recuerda que Jesús propone un camino disciplinar para este proceso. Y es bueno darse
cuenta que hay etapas. Primero, si el hermano que está errado ofende, llamarlo por separado, y “si te
escucha” dice claramente habrás ganado al hermano (es decir, lo habrás vuelto al redil de la Iglesia).
Pero si no escucha, se debe buscar un testigo y aumentarlo hasta tres. Y si tampoco quiere entender,
entonces hay que llamar a la comunidad completa. Es la Iglesia la que es testigo importante de la
persona que comete errores. Y es tarea de todos y es recíproca, no es que esto es de unos pocos, todos,
como comunidad y como expresión de la caridad, deben corregirse mutuamente en benevolencia.
Ahora bien, tenemos un caso de alguien que no quiere reconocer el error. ¿Qué hacer? Jesús es tajante,
luego de haberle dado una serie de oportunidades, hay que considerarlo como un “pagano, publicano o
recaudador de impuestos”. Es decir, con total tristeza sacarlo de la comunidad. No es que está fuera de
Cristo, sino de privarlo del gran bien que es la participación de la comunidad eclesial. Y es misión de la
comunidad orar por la conversión del hermano por la vuelta al seno de la Iglesia.
Ahora pone a la comunidad de la Iglesia la misma misión de Pedro: “Les aseguro que lo que ustedes aten
en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo.”
Esto quiere decir que el Apóstol Pedro no está solo en su ministerio, sino que toda la comunidad
también tiene esta misión. ¡Hay que desarrollarla!
El texto culmina con un tema importantísimo: La oración en comunidad. Si al menos dos de la
comunidad se ponen a orar, el Padre que está en el cielo concederá lo que pidan. Y el gran resumen es
que donde dos o tres estén reunidos en nombre de Jesús, Él estará en medio de ellos.
Reconstruimos el texto:
1. ¿Cómo comienza el texto? ¿Qué es lo que dice Jesús?
2. ¿Qué pasa cuando un hermano de la comunidad te ofende? ¿Qué es lo que hay que hacer
primero?
3. ¿Qué pasa si el hermano escucha la corrección fraterna?
4. ¿Qué pasa si no escucha? ¿A quiénes hay que llamar y hasta dónde?
5. ¿Qué sucede si aún no escucha a la comunidad? ¿Qué debe hacerse y porqué?
6. ¿Qué misión le confía Jesús a la comunidad, que es similar a la de Pedro?
7. ¿Cuál es el poder de la oración?
8. ¿Quién está en medio cuando dos o tres cristianos se reúnen?
2.- MEDITACION: ¿Qué me o nos dice el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
1. En muchas ocasiones yo ofendo a los hermanos. ¿Acepto la corrección que me hace la
comunidad?
2. En caso que me ofendan a mí ¿Cuáles son las características que debe tener la corrección
fraterna que yo debo hacer? ¿Podría enumerar formas y estilos que se usarán para esto?
3. Si mi hermano me escucha y cambia. ¿Me alegro sinceramente?
4. Y si mi hermano no me escuchara, ¿Qué debo hacer?

5. ¿Tomo estrategias correctas cuando los hermanos se equivocan? ¿Actúo muchas veces por
instinto y no dejo que fluya el verdadero cristiano que tiene que salir en mí?
6. ¿Cómo puedo hacer para tener en mi propia vida un plan para corregir fraternalmente con
benignidad a mi hermano? ¿Podré hacerlo ahora?
7. ¿Tomo conciencia de la comunidad cristiana para mi vida completa?
8. ¿Me doy cuenta que es la comunidad donde Jesús vive?
3.- ORACION:
¿Qué le digo o decimos al Señor?
Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora.
Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.
Gracias Señor por tu Palabra que nos salva, que nos abre a un mundo diferente. Que nos abre la
dimensión de la salvación.
Gracias porque no nos dejas solos en nuestros errores, sino que aparte de enseñarnos a vivir
cristianamente, podemos contar con la comunidad que nos ayude.
Gracias por mi comunidad cristiana, gracias porque no vivo aisladamente la comunicación contigo, sino
que Tú estás en la misma comunidad.
Te pido que me ayudes a ser siempre un buen cristiano, a corregir fraternalmente y con amor cuando
los demás se equivocan.
Dame la humildad necesaria para recibir también la corrección de mis hermanos.
Que nunca me falte la relación contigo y con la comunidad.
Señor te pido que nos ayudes a dar el paso comunitario de ser misioneros, de enseñar tu Palabra.
Amén.
4.- CONTEMPLACION:
¿Cómo interiorizo interiorizamos el texto?
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para
que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
Repetimos varias veces esta frase del Evangelio para que vaya entrando a nuestro corazón:
Si tu hermano te ofende, ve y corrígelo (Versículo 15)
Y así nos ponemos a interiorizar esta Palabra de Salvación.

5.- ACCION: ¿A qué me comprometo?
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.
Si estoy solo, me propongo volver a leer con más profundidad el texto, deteniéndome y analizándome
en cada uno de los aspectos que se presentan. Voy a proponer una acción que sea concreta. Por
ejemplo si ofendí a alguien en la corrección, ir a pedirle perdón. Si lo ofendí públicamente, también
delante de los demás pedir disculpas. Esto hará que nuestra humildad crezca y nos haga parecidos a
Jesús. También elegir alguna actividad humilde para realizar.
En el grupo, revisar todas las veces que sabemos que nuestros hermanos se equivocan. Por lo tanto,
buscar como grupo una estrategia que corresponda al Evangelio y la enseñanza de Jesús y tenerla por
norma del grupo. Buscar también a personas que sabes que necesitan de nuestra ayuda para asistirlos
con nuestro servicio. Que sean actividades que demuestren que sí estamos cambiando y nos vamos
haciendo cada día más cercanos a las enseñanzas de Jesús.

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