Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu
Santo,
Ven a
nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve
nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere
decirnos a través de
su Hijo
Jesús, el Cristo.
Que tu
Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén
TEXTO BIBLICO: Mateo 16, 13-19
«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios
vivo»
16,13:
Cuando llegó Jesús a la región de Cesárea de Felipe, preguntó a los discípulos:
—¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del
Hombre?
16,14: Ellos contestaron:
—Unos dicen que es Juan el Bautista; otros,
que es Elías; otros, Jeremías o algún otro profeta.
16,15: Él les dice:
—Y ustedes, ¿quién dicen que soy?
16,16: Simón Pedro respondió:
—Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
16,17: Jesús le dijo:
—¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque no
te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre
del cielo!
16,18: Pues yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra construiré mi
Iglesia, y el imperio
de la muerte
no la vencerá.
16,19: A ti te daré las llaves del reino de
los cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo; lo
que desates
en la tierra quedará desatado en el cielo.
BIBLIA DE
NUESTRO PUEBLO
LECTURA: ¿Qué dice el
texto?
Estudio
bíblico del texto.
Este próximo
domingo coincide con la fiesta de los dos santos Pilares de nuestra Iglesia,
Pedro y Pablo.
Por eso la
liturgia se dirige a estas lecturas, en vez de seguir los domingos del tiempo
ordinario.
Pedro como columna de la Iglesia representa
la fidelidad y Pablo la misión y la evangelización. La
vocación
universal de la Iglesia madre, tiene en Pablo su expansión, pero en Pedro su
unidad
irrevocable.
El texto comienza cuando Jesús pregunta a sus
Apóstoles ¿Quién dice la gente que es el Hijo del
Hombre? Este
título, mesiánico, que el mismo Jesús se atribuye, ya lo encontramos en el
Antiguo
Testamento.
(En el profeta Daniel, al respecto leemos en 7,14 Le dieron poder real y
dominio:
todos los
pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su
reino no
tendrá fin). Por lo que los judíos estaban esperando un rey que dominase desde
el Pueblo
de Israel a
todos. Un gran poder para aplastar a los enemigos. La gente tiene en Jesús
esperanzas de
este tipo,
se acerca el gran dominio y el dominador…
Pero las
respuestas de los Apóstoles varían. Hablan que Jesús es como si fuera que han
vuelto a la vida
Juan el
Bautista, Elías, Jeremías o algún otro de los profetas. Esto merecería una
aclaración. Los judíos
sabían que
el profetismo se había acabado con Malaquías y ellos esperaban que Dios
restaurara a los
verdaderos
profetas. También es importante recordar en doctrinas de la resurrección que
tenían
muchos
grupos y por lo que no sería extraño que Jesús fuera uno de ellos que había
vuelto a profetizar
en Israel.
La pregunta
se personaliza, ahora no es lo que “la gente” piensa... sino lo que ellos dicen
y piensan y
dicen sobre
Jesús.
Es Simón
Pedro, quien toma la palabra y lleno del Espíritu declara solemnemente: Tú eres
el Mesías el
hijo del
Dios vivo. Esta respuesta no viene dada por la sabiduría humana, sino por una
revelación que el
Padre Dios
le hace a Simón, por lo cual Jesús inmediatamente le cambia el nombre. Este
cambio de
nombre
indica una nueva identidad, una nueva misión: Pedro, que significa piedra o
roca es el cimiento
de la
comunidad que creerá desde ahora que Jesús es el Mesías, el Señor, el Salvador.
Esta comunidad
que es la
Iglesia tendrá poder sobre el imperio de la muerte y la vencerá. Pues ninguna
esperanza había
antes de
Jesús y su Iglesia para vencer al gran enemigo de la humanidad: la muerte. Se
agrega otro
símbolo: las
llaves del reino de los cielos. Y sobre todo atar y desatar, desde la tierra al
cielo. Figura que
hace que
Pedro y la Iglesia, desde este mundo, tienen también el poder sobre la
dimensión celestial.
Ya el
poderío es el máximo otorgado, pero no fue el poder de aplastar a los enemigos
humanos, sino de
aplastar al
mal, al pecado, y su consecuencia la muerte eterna. Ya no es un reino que está
sobre los
demás para
explotarlos, sino al contrario un reino al servicio para todos los demás. Aquí
aplicamos
entonces el
nuevo enfoque del poder, que es el servicio.
Reconstruimos el texto:
1. ¿Dónde se
desarrolla el texto?
2. ¿Cuál fue
la pregunta que les hizo Jesús a sus Disícpulos?
3. ¿Cuál fue
la contestación que le dieron? ¿Con quiénes lo confundían a Jesús?
4. ¿Cuál es
la nueva pregunta?
5. ¿Quién
fue el que contesta?
6. ¿Porqué
Pedro contestó así? ¿Quién le dio esa idea?
7. ¿Qué le
dice Jesús a Simón Pedro?
8. ¿Qué
poder le entregará?
MEDITACION: ¿Qué me o
nos dice el texto?
Hagámonos
unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
1. En muchas ocasiones escuchamos hablar
sobre Jesús
2. ¿Qué es lo que dice hoy la gente
sobre Jesús?
3. ¿Podrías hacer un resumen de todo lo
que la gente dice hoy desde Jesús?
4. ¿En qué te identificas tú de estas
cosas que dicen?
5. ¿Son todas de acuerdo al Evangelio?
3. Jesús
vuelve a preguntarte a ti, hoy ¿Qué piensas tú de Jesús, qué dices de Él?
Toma un momento
para pensar antes de contestar.
4. ¿Es Jesús
el Mesías para ti? ¿Qué implica seguir a Jesús, y dejarle a Él el título de
Mesías en tu vida? ¿En qué cambia tu vida, si Jesús es el Señor?
5. ¿Acepto
las palabras de Jesús sobre Pedro, y la Iglesia? ¿Reconozco que es la Iglesia
la única institución confiada por Jesús que tiene poder sobre el imperio de la
muerte?
6. ¿Entiendo
que Jesús confió también el atar y desatar a Pedro? ¿Confío en que sus
legítimos sucesores, hoy el Papa, son los que nos unen en la fe en Cristo?
ORACION: ¿Qué le digo o
decimos al Señor?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora.
Esta Palabra
es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al
Señor:
Gracias Señor por tu Palabra Salvadora.
Gracias por
llamarnos a vivir y celebrar tu Palabra en la Iglesia.
Te pedimos
perdón por las veces que dudamos en nuestra fe y nos dejamos confundir con lo
que el
mundo actual
dice sobre Ti. Perdón Señor por seguir corrientes que no te reconocen como el
verdadero
Mesías.
Danos
fuerzas Señor para mantenernos en tu Iglesia, como fieles discípulos. Que
amemos a tu
Iglesia y
amemos a quienes nos sirven, al sucesor de Pedro y los Obispos.
Que seamos
responsables en tu Iglesia. Ya que Tú nos confías el ministerio de seguirte y
de ser fieles
en la
Iglesia como testimonio para que el mundo crea en Ti.
CONTEMPLACION: ¿Cómo
interiorizo o interiorizamos el
texto?
Para el
momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del
Evangelio para
que vaya
entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
Tú eres el
Mesías, el hijo de Dios vivo. (versículo 16)
Y de esta
forma nos ponemos en contemplación, repitiendo y agradeciendo a Jesús que
venga.
ACCION: ¿A qué me
comprometo?
Debe haber
un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero
cristiano.
Si estoy
solo, voy a releer profundamente el texto, y buscar la centralidad de mi fe
Cristiana Católica. Y
voy a buscar
una actividad que me ponga en actitud misionera frente a los demás. Sería
importante
defender la
Fe Católica, basada en Pedro y sus sucesores. Voy a encontrar a una persona que
yo sé que
ha tenido
dudas sobre la fe y voy a acompañarla, y ayudarle con todo respeto a encontrar
el camino de
la seguridad
del Evangelio de Jesús. Mi discipulado debe ser misionero. El seguir a Jesús
también implica
ser pescador
de otros para el Reino.
En el grupo.
Hacer preguntas a la gente de qué es lo que opina hoy la gente de Jesús. Como
una
encuesta
entre las calles y preguntar: ¿Quién es Jesús para Ud? y ¿Qué opina hoy de la
Iglesia? y luego
juntar todas
las preguntas y ver las opiniones de la gente de nuestro barrio o ambiente.
Ahora con todas
las
respuestas tratar de hacer un proyecto misionero para presentar la verdad de
Jesús y de su Iglesia en
medio de
posibles errores que puedan haber. No olvidar también salir como Iglesia a
buscar personas
necesitadas
y llevarles consuelo, afecto en nombre del Señor.