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La Lectio Divina Dominical Domingo 14 de Septiembre de 2014 Domingo XXIV del Tiempo Ordinario -

La Lectio Divina Dominical   Domingo 14 de Septiembre de 2014  Domingo XXIV del Tiempo Ordinario -
TEXTO BIBLICO Mateo 18, 21 - 35 Dale click en la imagen

martes, 9 de diciembre de 2014

LECTIO DIVINA Domingo III ADVIENTO Ciclo B



TEXTO BIBLICO: Juan 1, 6-8.19-28
   1,6: —Apareció un hombre enviado por Dios, llamado Juan, 1,7: que vino como testigo, para dar testimonio de la luz, de modo que todos creyeran por medio de él.
1,8: Él no era la luz, sino un testigo de la luz.
1,9: La luz verdadera que ilumina a todo hombre
estaba viniendo al mundo.
1,19: Éste es el testimonio de Juan, cuando los judíos le enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle quién era. 1,20: Él confesó y no negó, confesó que no era el Mesías.
1,21: Le preguntaron:
—Entonces, ¿eres Elías?
Respondió:
—No lo soy.
—¿Eres el profeta?
Respondió:
—No.
1,22: Le dijeron:
—¿Quién eres? Tenemos que llevar una respuesta a quienes nos enviaron; ¿qué dices de ti?
1,23: Respondió:
Yo soy la voz
   del que grita en el desierto:
   Enderecen el camino del Señor,
según dice el profeta Isaías.
1,24: Algunos de los enviados eran fariseos 1,25: y volvieron a preguntarle:
—Si no eres el Mesías ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas?
1,26: Juan les respondió:
—Yo bautizo con agua. Entre ustedes hay alguien a quien no conocen, 1,27: que viene detrás de mí; y yo no soy digno de soltarle la correa de su sandalia.
1,28: Esto sucedía en Betania, junto al Jordán, donde Juan bautizaba.
(BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO)
LECTURA
¿Qué dice el texto?
Estudio Bíblico.
El texto de este tercer Domingo de Adviento, está tomado de Juan, en sus primeros versículos. La primera parte corresponde a lo que llamamos el “Prólogo” y luego el testimonio de Juan el Bautista. Muy parecido al texto del Domingo pasado sobre el “precursor”.
Se desea rescatar la figura de Juan el Bautista, que es “quien abre el camino”, es decir, va quitando los obstáculos para que pase el Señor.
Comienza el texto con una parte del prólogo de Juan diciendo: “ 1,6: —Apareció un hombre enviado por Dios, llamado Juan, 1,7: que vino como testigo, para dar testimonio de la luz, de modo que todos creyeran por medio de él.”
El evangelista aclara muy bien la misión de Juan, es TESTIGO y por lo tanto un testigo DA TESTIMONIO y en este caso el testimonio de LA LUZ. Todo esto es para que todos, sin excepción, creyeran en por medio de Juan el Bautista.
El Bautista es un puente, para creer en la luz. Lo que más tarde él mismo dirá cuando aparezca Jesús en escena, es necesario que Él crezca y yo disminuya (en Juan 3,30). Aquí el evangelista hace alusión a la luz, en contraposición de las tinieblas. Tema muy propiamente suyo. Las tinieblas, la oscuridad son una representación del mal, del enemigo de Dios, del demonio. Jesús, tal como recitamos en el Credo, es “DIOS DE DIOS, LUZ DE LUZ”, esto significa que la luz vence a las tinieblas y las tinieblas no han podido soportar la luz.
La segunda parte del relato es el testimonio concreto de Juan, quien dijo claramente que no era el Mesías, y a los que venían de parte de los judíos y de los sacerdotes también les aseguró que no era ninguno de los profetas. Entonces dijo con seguridad, repitiendo al profeta Elías:
Yo soy la voz del que grita en el desierto.
   Enderecen el camino del Señor
Hay que destacar que de acuerdo a varias citas del Antiguo Testamento, los judíos esperaban el regreso de alguno de los profetas o al Mesías,
Juan habla de los judíos, no sólo de la raza, sino de aquellos que se oponían a Jesús. Especialmente después del año 70 cuando vino la dispersión, se habla de judíos y cristianos con una división grande. Recordemos que el Evangelio de Juan se escribe pasados los años 90 de nuestra era.
El que viene, o como dice este texto, “ya está entre ustedes”, “yo no soy digno ni de desatarle la correa de sus sandalias.
Los rabinos de la época de Jesús enseñaban que un profesor puede requerir cualquier cosa de sus seguidores, excepto que tomen sus sandalias. Esto era considerado algo demasiado humillante para demandar. Era un trabajo para los esclavos más bajos y de segunda categoría. Lo mismo que lavar los pies, cosa que se suponía muy denigrante. Sin embargo, Juan dijo que él no era digno ni siquiera de hacer esto para Jesús.
Reconstruimos el texto:
1.      ¿Cómo comienza este relato?
2.      ¿A quién envió Dios? ¿Con qué misión?
3.      ¿Qué significa ser testimonio de la luz?
4.      ¿Cuál es la diferencia entre la luz y las tinieblas?
5.      ¿Quiénes fueron a preguntarle a Juan quién era él?
6.      ¿Qué les respondió Juan?
7.      ¿A qué profeta hizo alusión?
8.      ¿Quién vendría después de Juan?
9.      ¿Qué dignidad tenía Juan con respecto al que venía detrás?
.
MEDITACIÓN
¿Qué me dice el Señor a mí en el texto? 
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
1.      Juan habla de ser testimonio de la Luz ¿Hasta qué punto somos testigos y testimonios de la luz?
2.      En mi vida, en mi corazón, en mis acciones, pensamientos y sentimientos, ¿cuánto dejo entrar la luz verdadera y cuánto hay de oscuridad en mi vida?
3.      En los caminos de mi vida… ¿Pongo obstáculos a la Gracia de Dios? ¿Cuáles son las cosas que me impiden que Jesús entre plenamente en mi vida?
4.      La palabra testigo o testimonio, también implica el martirio. ¿Soy consciente de esto?
5.      ¿Ayudo a los demás a encontrarse con Jesús?
6.      Juan dijo “yo soy la voz…” ¿También yo puedo decir que soy la voz de Jesús, prestando mi vida, mis actitudes, mis palabras y acciones para testimoniar a Jesús?
7.      Anunciar el Evangelio ofrece una dignidad única sin precedentes en la historia de la humanidad. Sin embargo, Juan, el precursor, dice que no es digno ni siquiera de desatar la correa de su sandalia ¿Me creo yo mejor que otros por ser cristiano? ¿Cómo puedo ejercitarme en la humildad?
.
ORACIÓN
¿Qué le respondo al Señor que me habla en el texto?
Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.
Te propongo que tomemos como oración el cántico de María, que llamamos Magníficat que es el Salmo de este Domingo:
1,46: María dijo:
—Mi alma canta la grandeza del Señor,
1,47: mi espíritu festeja a Dios mi salvador,
1,48: porque se ha fijado en la humildad de su sirvienta
y en adelante me felicitarán todas las generaciones.
1,49: Porque el Poderoso ha hecho grandes cosas por mí,
su nombre es santo.
1,50: Su misericordia con sus fieles se extiende
de generación en generación.
1,51: Despliega la fuerza de su brazo,
dispersa a los soberbios en sus planes,
1,52: derriba del trono a los poderosos
y eleva a los humildes,
1,53: colma de bienes a los hambrientos
y despide vacíos a los ricos.
1,54: Socorre a Israel, su siervo,
recordando la lealtad,
1,55: prometida a nuestros antepasados,
en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.
Que tu oración sea un frecuente dar gracias por creer y vivir en Jesús y en su Iglesia. Pídele la gracia de una conversión sincera y de esperar su venida.
Gracias Señor por tu Palabra Salvadora.
Permite que cada día sea consciente de que todo mi pensar, sentir, obrar, deba ir dirigido a la espera de tu llegada
Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Añadimos unas intenciones de oración.
Amén
.
CONTEMPLACIÓN
¿Cómo hago propio en mi vida las enseñanzas del texto?
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo  del  Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
Repetimos varias veces esta frase del Evangelio para que vaya entrando a nuestro corazón:
“Que vino como testigo, para dar testimonio de la luz, de modo que todos creyeran por medio de él” (Versículo 7)
Y así, pidiéndole al Señor ser testigos de la luz para que otros crean, asumimos esta actitud.
.
ACCIÓN
¿A qué me comprometo para demostrar el cambio?
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.
Si estoy solo, vuelvo a leer detenidamente las lecturas. Se está hablando de ser testigo de la luz de Cristo. Por eso voy a elegir una actividad que me lleve a demostrar con humildad que puedo ser un punto de referencia para que otros crean. No voy a sentirme superior, sino muy sencillamente servidor. Prepara una acción concreta y no dejes pasar mucho tiempo sin realizarla.
En el grupo, conversaremos sobre lo que significa ser testigo, testimonio de Jesús. Cuántas veces hemos sido las piedras de escándalo para que otros crean, incluso con nuestras actitudes eclesiales de soberbia. Vamos a decidir la realización de una acción muy humilde y sencilla. Queremos que otros puedan creer en Jesús viéndonos a nosotros en estos servicios a los más necesitados. No dejen pasar esta misma semana sin hacer este servicio concreto.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Lectio Divina Dominical II de Adviento Ciclo B


                               «Preparen el camino del Señor»

                                                       
Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén



TEXTO BIBLICO: Marcos 1, 1-8
1,1: Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios.
1,2: Tal como está escrito en la profecía de Isaías:
Mira, yo envío por delante
   a mi mensajero
   para que te prepare el camino.
1,3: Una voz grita en el desierto:
   Preparen el camino al Señor,
   enderecen sus senderos.
1,4: Se presentó Juan en el desierto, bautizando y predicando un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados.
1,5: Toda la población de Judea y de Jerusalén acudía a él, y se hacía bautizar en el río Jordán, confesando sus pecados. 1,6: Juan llevaba un manto hecho de pelo de camello, con un cinturón de cuero en la cintura, y comía saltamontes y miel silvestre.
1,7: Y predicaba así:
—Detrás de mí viene uno con más autoridad que yo, y yo no soy digno de agacharme para soltarle la correa de sus sandalias. 1,8: Yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará con Espíritu Santo.
(BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO)
LECTURA
¿Qué dice el texto?
Estudio Bíblico. 
El texto inicia diciendo que es el comienzo del Evangelio. Esta palabra que tanto escuchamos tan seguido en la Iglesia, conviene explicarla más. En realidad son dos términos unidos en uno solo. La primera parte “eu” en el idioma griego significa: bueno, feliz, bien. (Muchas palabras de nuestro idioma comienzan así, como por ejemplo “Eucaristía” que significa Feliz Acción de Gracias). Con el correr del tiempo y los cambios en el idioma la letra “u” se puso en español por la “v”. El otro término “angelión” significa: mensaje, noticia. Por eso podemos decir que “EVANGELIO” significa “BUENA NOTICIA” o “FELIZ NOTICIA”. Desde el inicio Marcos aclara que todo lo que irá a decir es algo bueno, algo que tiene que ver con la felicidad, tanto de quien la escucha, como de quien la anuncia.
Por esta razón, el EVANGELIO es para estar alegres y felices. Se trata principalmente del Anuncio de Jesús, el Cristo, que ha venido para instaurar el Reino de Dios y acabar con el mal, consecuencia del pecado, que había dominado hasta el momento. El enemigo de Dios, era la causa de estos males que se abaten en el mundo. 
Es la esperanza del Pueblo de Israel, que se ve cumplida en la llegada del Mesías, del Salvador. El Evangelio proclamado, entonces, exige creer, para recibir la noticia feliz. Por eso, la primera actitud de quien está recibiendo la Buena Noticia, es el arrepentimiento de su vida pasada y una renuncia a todo lo que queda del mal en la vida. Así poder estar limpios para recibir la Alegría del Evangelio.
El Evangelio primero ha sido predicado, y luego fue poniéndose por escrito. Así llega a nosotros, con toda la fidelidad de los testigos.
Marcos, después de hablar de la Buena Noticia, aclara que es “de Jesús, el Cristo”.  A veces nosotros unimos los dos términos y decimos Jesucristo (que quiere decir Jesús es el Señor). La palabra Cristo, aplicada directamente a Jesús, vienen del Antiguo Testamento y se refieren a “Ungido” o su equivalente: “Mesías”. En el idioma griego también Kyrios (Cristo) significa Señor. Pero en este caso, es no a cualquier señor como hoy en día, sino al único “Señor” dueño de todo, principalmente del tiempo, del principio y del fin, del Alfa y la Omega. El Señor de la historia, dueño del tiempo. (Tal vez para la filosofía griega el tiempo era uno de los principales problemas no resueltos, pero que con la llegada de Jesús, el Cristo y Señor de la Eternidad, se aclaran notablemente, extendiendo una respuesta a las más amplias necesidades humanas).
Inmediatamente después, Marcos dice Jesús, el Cristo “Hijo de Dios”.  Entonces queda aclarada ya la importancia que tiene. Jesús no es cualquier hombre. Es el Hijo de Dios encarnado, hecho hombre para nuestra salvación. Y por eso podemos asegurar con claridad que en Jesús hay dos naturalezas, la humana y la divina.
Marcos nos dice que en Jesús se cumplen las profecías, especialmente la de Isaías, y entonces después de haber descrito a Jesús, habla del mensajero que llega delante de Él, que es Juan el Bautista, quien llevaba una vida de muchísima austeridad, y empieza los ritos de iniciación que son el bautismo con agua en el Jordán. Bautismo de arrepentimiento tras confesar sus pecados.
Reconstruimos el texto:
  1. ¿Cómo comienza este relato?
  2. ¿Qué significa la palabra Evangelio?
  3. ¿Cuáles son los significados de la palabra Cristo? ¿Por qué se la aplicamos a Jesús?
  4. ¿Qué significa entonces que Jesús es el Hijo de Dios?
  5. ¿A qué profeta se refiere Marcos cuando habla del precursor?
  6. ¿Cómo vivía Juan el Bautista?
  7. ¿Qué hacía en el río Jordán?
  8. ¿Qué decía la gente que iba a verlo y cuál era la actitud de ellos?
  9. ¿Qué dice Juan el Bautista sobre él y sobre el que irá a venir?
.MEDITACIÓN
¿Qué me dice el Señor a mí en el texto? 
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
  1. Marcos nos presenta el Evangelio como Buena Noticia ¿Hasta qué punto para mí es Buena esta Noticia?
  2. ¿Me doy cuenta que este Mensaje se refiere a mi propia salvación, que nos trae Jesucristo?
  3. ¿Cómo manifiesto mi alegría en conocer el Evangelio?
  4. Mi relación con Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios ¿es permanente?, ¿mi vida es de un creyente en Jesús que me trae la salvación? O ¿sólo pienso que Jesús es un personaje histórico muy importante?
  5. Yo soy parte entonces de esta historia de salvación. En mí ha vivido el mal y se me anuncia el Evangelio para arrepentirme y cambiar. Esto es un proceso ¿Hasta qué punto tengo la humildad de ir descubriendo estos aspectos de cambios en mi vida?
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ORACIÓN
¿Qué le respondo al Señor que me habla en el texto?
Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.
Te propongo que tomemos como oración la Segunda Lectura de la Tercera Carta de Pedro:
3,8: Que esto, queridos hermanos no les quede oculto: que para el Señor un día es como mil años y mil años como un día. 3,9: El Señor no se retrasa en cumplir su promesa, como algunos piensan, sino que tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que se pierda nadie, sino que todos se arrepientan. 3,10: El día del Señor llegará como un ladrón. Entonces el cielo desaparecerá con estruendo, los elementos serán destruidos en llamas, la tierra con sus obras quedará consumida.
3,11: Y si todo se ha de destruir de ese modo, ¡con cuánta santidad y devoción deben vivir ustedes!, 3,12: esperando y apresurando la venida del día de Dios, cuando el cielo se consumirá en el fuego y los elementos se derretirán abrasados. 3,13: De acuerdo con su promesa, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en los que habitará la justicia.
3,14: Por tanto, queridos hermanos, mientras esperan estas cosas hagan todo lo posible para que Dios los encuentre en paz, sin mancha ni culpa.
Que tu oración sea un frecuente dar gracias por creer y vivir en Jesús y en su Iglesia. Pídele la gracia de una conversión sincera y de esperar su venida.
Gracias Señor por tu Palabra Salvadora.
Permite que cada día sea consciente de que todo mi pensar, sentir, obrar, deba ir dirigido a la espera de tu llegada
Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Añadimos unas intenciones de oración.
Amén
.
CONTEMPLACIÓN
¿Cómo hago propio en mi vida las enseñanzas del texto?
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo  del  Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
Repetimos varias veces esta frase del Evangelio para que vaya entrando a nuestro corazón:
“Yo envío a mi mensajero” (Versículo 2)
Y así, pidiéndole al Señor ser mensajero de Buenas Noticias nos ponemos a interiorizar esta Palabra de Salvación.
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ACCIÓN
¿A qué me comprometo para demostrar el cambio?
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.
Si estoy solo, vuelvo a leer detenidamente las lecturas. Voy a realizar alguna obra que transmita buenas noticias, algo que pueda hacer por el bien de todos (Puede ser animar a alguna persona que está triste, o a alguien que se sienta sola y anunciarle claramente a Jesús el Cristo) y que demuestre que sí estoy a la espera de la venida de Jesús.
En el grupo, vamos a dialogar sobre las formas que anunciamos la Buena Noticia y las veces que le ponemos obstáculos para no ser testigos y anunciadores. Como grupo, haremos una actividad pública, que demuestre nuestra fe. Por ejemplo un concierto de música católica, una obra de teatro o algo que nos ayude a ser testigos públicos de nuestra alegría cristiana.

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