LECTIO DIVINA
Domingo VI de Pascua Ciclo A
PRIMERA LECTURA: Hechos 8, 5-8. 14-17
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 65, 1-3ª. 4-7a. 16-21
SEGUNDA LECTURA: 1Pedro 3, 15-18
Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a
nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra
inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a
través de
su Hijo Jesús, el
Cristo.
Que tu Palabra llegue
a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén
TEXTO BIBLICO: Juan 14, 15-21
«Volveré para estar con ustedes»
14,15: Si me aman, cumplirán mis mandamientos; 14,16: y yo
pediré al Padre que les envíe otro
Defensor que esté siempre con ustedes: 14,17: el Espíritu de
la verdad, que el mundo no puede
recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes lo conocen,
porque él permanece con ustedes y estará
en ustedes. 14,18: No los dejo huérfanos, volveré a
visitarlos.
14,19: Dentro de poco
el mundo ya no me verá; ustedes, en cambio, me verán, porque yo vivo y
ustedes vivirán. 14,20: Aquel día comprenderán que yo estoy
en el Padre y ustedes en mí y yo en
ustedes. 14,21: Quien recibe y cumple mis mandamientos, ése
sí que me ama. Y el que me ama será
amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él.
LECTURA: ¿Qué dice el texto?
Estudio bíblico del texto.
El evangelista Juan pone en este texto unas ideas muy
centrales: El amor lleva al cumplimiento de los
mandamientos, y ese cumplimiento tiene una recompensa. Hay
que leer con esta clave el texto para
comprenderlo:
Si me aman, obedecen mis mandamientos y yo pediré al Padre
que les envíe el Espíritu Santo.
Este discurso, llamado “de despedida”, Jesús asegura a los
discípulos, que va con el Padre, pero los
consuela diciendo que no los dejará huérfanos, que estará
con ellos, que les enviará el defensor, el
Espíritu Santo. Pero deben cumplir, obedecer, mantenerse,
cuidar, guardar los mandamientos (todos
esos verbos aparecen en las traducciones al español). Al
mantenerse en los mandamientos los
discípulos se adhieren a la voluntad de Dios. Es como un
nuevo éxodo, una salida de sí mismo para llegar
a una tierra prometida que exige el paso por el desierto. Es
un éxodo espiritual que se concentra en la
actitud de obediencia a los mandamientos de Jesús.
Pero ¿cuáles mandamientos? La Ley preveía primero los 10
grandes mandamientos de Moisés y luego
muchísimas normas más que están en los primeros libros
llamados los libros de la Ley. Jesús, propone la
simpleza de “amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo
como a sí mismo”. Y establece unas ideas
centrales que encontramos en las Bienaventuranzas y también
en el llamado Juicio Final de cómo se
comportaron.
Jesús insiste: Si me aman, cumplirán mis mandamientos. El
amor a Jesús no un sentimiento solamente,
sino un acción de vida fiel a su Palabra. El amor de Dios,
tampoco es un sentimentalismo, es una Palabra
hecha hombre, Jesús, el Cristo. El amor es una persona, que
vino a este mundo a cambiar nuestra
mentalidad egoísta en amor real, verdadero y en una vida
nueva en Cristo.
Pero para esto, necesitarán los discípulos una ayuda, y
entonces es que Jesús les aclara que enviará al
Espíritu Santo, para que esté siempre con los seguidores de
Jesús.
De muchas maneras se ha traducido al Español al Espíritu
Santo: Paráclito, Defensor, Abogado,
Consolador… etc. Es que la acción del Espíritu Santo es
recordarnos a Jesús, traerlo a nuestra vida y
animarnos. Su presencia no nos deja huérfanos. Él nos ama,
se entrega por sus discípulos. Sus discípulos
lo aman, cumplen sus mandamientos, cambian de vida, el Padre
los ama y el Espíritu Santo se derrama
sobre todos los creyentes.
De esta manera que parece un juego de amor entre Dios y sus
discípulos, Él se manifiesta, y vive en
medio de los seguidores, o sea de la Iglesia.
Reconstruimos el texto:
1. ¿Qué es lo primero que Jesús pide a los que
verdaderamente lo aman?
2. Cuando Jesús se haya ido ¿Qué pedirá al Padre para los
que lo aman y cumplan sus
mandamientos?
3. ¿Dónde quedará el Espíritu Santo? ¿Sobre quiénes?
4. Jesús aclara que se va, pero que no quedaremos huérfanos
¿Porqué?
5. ¿Cuál es la relación entre el Padre y Jesús?
6. ¿Qué pasará con el que recibe y cumple los mandamientos?
7. ¿Cómo podemos resumir el amor a Jesús?
MEDITACION: ¿Qué me o nos dice el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta
Palabra de Salvación:
1. Jesús habla claro de sus mandamientos y del amor. ¿Cómo
vivo yo el amor a Jesús? ¿Cómo lo
manifiesto?
2. ¿Qué significa en mi vida cumplir los mandamientos? ¿Es
fácil, hay obstáculos? ¿Qué piensas?
3. ¿Cuáles son los obstáculos en tu propia vida para poder
llegar a amar a Jesús de verdad, no con
palabras sino con acciones concretas?
4. ¿Soy consciente que amar es vivir de una manera nueva?
¿Qué al vivir así podré recibir al
Espíritu Santo? Porque el texto es muy claro: el mundo no lo
recibe al Espíritu Santo, sino
solamente los que cumplen los mandamientos del amor de Dios.
5. ¿Te has sentido huérfano de Dios alguna vez? ¿Has pensado
que Dios te ha abandonado? ¿Qué
significaría esto. Acaso ¿no será que tu incumplimiento de
los mandamientos te alejó del Señor?
6. ¿Cómo es mi relación personal con Jesús? ¿Medito su
Palabra? ¿Dialogo con Él con frecuencia?
7. ¿Recibo con alegría al Espíritu Santo que me defiende, me
cuida, y me recuerda a Jesús y su
amor?
8. ¿Entiendo que si yo amo a Jesús y cumplo sus
mandamientos, también el Padre me amará?
9. ¿Estoy atento a todos los frutos y bendiciones del
Espíritu Santo en mi vida?
ORACION: ¿Qué le digo o decimos al Señor?
Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos
queriendo escuchar su Palabra Salvadora.
Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor:
Gracias Señor por tu Palabra Salvadora.
Gracias porque no nos dejas solos.
Queremos permanecer en tu amor.
Señor, sabemos que el amor debe manifestarse claramente en
obras.
Muchas veces no cumplimos tus mandamientos de amor, y te
pedimos perdón.
Queremos ver con claridad cuál es el camino más correcto
para ser tus discípulos.
Queremos sentir tu presencia, y entendemos que esto está
directamente relacionado al amor y el
cumplimiento.
Señor queremos ser tus discípulos, a pesar de nuestras
faltas.
Mándanos tu Espíritu Santo, que nos consuele y nos haga
sentir que no estamos huérfanos.
¡Ven Señor a nuestra vida!
Amén.
CONTEMPLACION: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos el
texto?
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias
veces este versículo del Evangelio para
que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
“NO LOS DEJO HUÉRFANOS, VOLVERÉ PARA ESTAR CON USTEDES.”
(versículo 18)
Y de esta forma nos ponemos en contemplación, repitiendo y
agradeciendo a Jesús que venga.
ACCION: ¿A qué me comprometo?
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio,
entonces, pues no soy un verdadero cristiano.
Si estoy solo, vuelvo a leer el texto, tratando de hacer
énfasis en el contexto en que Jesús dijo estas
palabras. Y como Jesús habla del amor con expresiones, voy a
buscar en mi entorno alguna persona que
esté necesitando una palabra de aliento, un gesto de
cercanía. Voy a tomar un tiempo en esta semana
para estar con esta persona. Puede ser un enfermo, un
anciano, alguien que realmente esté necesitado
de amor. Procuraré con mucha discreción, compartir el texto
bíblico y orar con esta persona, pidiendo el
Espíritu Santo.
En el grupo. Es importante destacar la importancia de la
relación del discípulo con las obras de amor que
manifiestan a Jesús presente en nuestra comunidad. ¿Qué
haremos para mostrar al mundo que Jesús
está presente y somos de verdad sus seguidores? Será
importante como siempre organizar como grupo
una visita a un lugar donde haya gente que necesite amor,
puede ser un asilo de ancianos, o enfermos
de nuestra comunidad. También hay lugares especiales como
orfanatos, u hospitales para llevar la
presencia de Cristo que ama a todos a través de nuestras
acciones eclesiales.
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