FESTIVIDAD CORPUS CHRISTI
Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras
conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender
lo que el Padre quiere decirnos a través de
su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en
nosotros.
Amén
TEXTO BIBLICO: Juan 6, 51-58
«El que coma de este pan vivirá eternamente»
6,51: Yo soy el pan
vivo bajado del cielo. Quien coma de este pan vivirá siempre. El pan que yo doy
para
la vida del mundo es mi carne.
6,52: Los judíos se
pusieron a discutir:
—¿Cómo puede éste
darnos de comer [su] carne?
6,53: Les contestó
Jesús:
—Les aseguro que, si
no comen la carne y beben la sangre del Hijo del Hombre, no tendrán vida en
ustedes.
6,54: Quien come mi
carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.
6,55: Mi
carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.
6,56: Quien come mi carne y bebe mi
sangre habita en mí y yo en él. 6,57: Como el Padre que me
envió vive y yo vivo por el Padre, así quien
me come vivirá por mí.
6,58: Éste es el pan
bajado del cielo y no es como el que comieron sus padres, y murieron. Quien
come
este pan vivirá siempre.
BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO
LECTURA: ¿Qué dice el
texto?
Estudio bíblico del texto.
El Evangelista y Apóstol Juan, pone en boca de Jesús el así
llamado: discurso sobre el pan de vida.
El Pan, es alimento, y es necesario para la vida. Pero Jesús
hace esto como una comparación con el pan
que alimenta momentáneamente y el pan que alimenta para
siempre, para la vida eterna.
Aquí Jesús habla del Pan y lo relaciona con su propia carne.
Esta parte del texto, se vuelve más sacrificial,
y en el contexto de la tradición de la Iglesia, se vuelve
más Eucarístico. El sacrificio de Jesús, a través de
la Pascua, nos ayuda a poder entender este texto. Es su
entrega como el único sacrificio agradable al
Padre, unido al memorial de la última cena, en que toma
sentido este texto.
No es de culpar a los judíos que aparecen aquí, sin entender
el mensaje de Jesús. Realmente sólo
después de la experiencia Pascual, es cuando todo lo dicho
por el Señor toma otra dimensión.
Ahora no se trata sólo de recibir en la vida la Palabra
reveladora de Jesús, sino de hacer un lugar en la
propia vida al misterio de su Persona, que quiere
alimentarnos. Jesús es Pan de vida no solamente en
todo lo que Él hace, sino especialmente en su Iglesia, en el
sacramento de la Eucaristía, donde el ámbito
comunitario de la unidad de los creyentes, también lo es con
Cristo.
Estas palabras de Jesús: “El pan que yo doy para la vida del
mundo es mi carne”.Es la cima de la
revelación sobre Jesús-Pan – Alimento. Jesús en su
humanidad, se entrega sacrificialmente, por la
salvación del mundo entero, en la muerte en cruz. Por eso Él
siempre dice “dar su vida” “dar su carne” y
lo hace para que todos tengan vida.
Jesús insiste: “Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene
vida en mí y yo en él”. Jesús mismo es el
alimento que nos une al Padre. Curiosamente al revés de los
alimentos normales que tomamos, de los
que extraemos las sustancias nutritivas y los transformamos
en nuestra vida, la Eucaristía nos ofrece la
vida del que comemos. Nos transformamos en Aquel que nos
alimenta y nos unimos así al Padre del
cielo. Este nuevo pan, es totalmente completo, no como el
maná que comieron los israelitas en el
desierto y murieron. El que come de este pan, vivirá para
siempre.
Reconstruimos el texto:
1. ¿A quién dirige su discurso Jesús?
2. ¿Con qué se compara el mismo Jesús?
3. ¿Por qué dice que Él es el Pan de Vida?
4. ¿Cuál es la relación entre el Pan y la carne de Jesús?
5. ¿Qué sucede con quien come el cuerpo y bebe la sangre del
Señor?
6. ¿Cuál es la relación con quien come el pan y la vida para
siempre?
MEDITACION: ¿Qué me o
nos dice el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta
Palabra de Salvación:
1. Jesús comienza su discurso diciendo: “Yo soy”, ¿reconozco
en Jesús al Dios único y verdadero, el
mismo que habló desde el principio?
2. ¿Entiendo que Jesús vino con una encomienda especial de
Dios Padre, que todos tuviéramos
vida?
3. ¿Entiendo que la Iglesia, siguiendo la tradición desde
los primeros discípulos, continúa
ofreciendo el sacrificio Eucarístico para mi salvación?
4. ¿Doy la importancia necesaria al Sacrificio del Señor?
¿Comulgo con frecuencia? ¿Lo hago con
toda la conciencia?
5. Jesús habla de comer el Pan de Vida, y que esto trae
consecuencias para la vida eterna. ¿Soy
consciente que juego mi eternidad a través de este
cumplimiento?
6. ¿Espero gozoso la resurrección del último día por la
participación de la Eucaristía?
ORACION: ¿Qué le digo
o decimos al Señor?
Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos
queriendo escuchar su Palabra Salvadora.
Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor:
Gracias Señor por tu Palabra Salvadora.
Gracias por venir a darnos tu cuerpo y tu sangre como el Pan
de Vida Eterna.
Queremos estar unidos a ti.
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias
veces este versículo del Evangelio para
que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
Quien come este pan vivirá siempre (Versículo 58)
Y de esta forma nos ponemos en contemplación, repitiendo y
agradeciendo a Jesús que venga.
ACCION: ¿A qué me
comprometo?
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio,
entonces, pues no soy un verdadero cristiano.
Si estoy solo,. Me propongo profundizar en la lectura del
texto. ¿Qué cambiará en mi vida? Te propongo
participar con mucha profundidad de una celebración
eucarística. Y tal vez, pueda invitar a alguna
persona que aun conociendo al Señor, esté pasando por un
momento de necesidad necesite de un
aliento para ir a orar contigo y alimentarse del Señor.
En el grupo: Reconocer cuáles son los impedimentos que
tenemos y que ponemos para participar en la
celebración eucarística dominical. Pues muchos son
católicos, pero no van a la celebración comunitaria.
Proponerse superarlas. Y como se trata de alimentos, ver la
forma de conseguir alimentos para gente
que esté necesitada y poder llevarlos, recordándoles siempre
que el verdadero alimento es Jesús el
Señor.
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