PRIMERA LECTURA: Isaías 7, 10-14
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 23 (Va a entrar el Rey de la Gloria)
SEGUNDA LECTURA: Romanos 1, 1-7
Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de
su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén
«Le pondrás el nombre de Jesús porque salvará de los pecados»
TEXTO BIBLICO: Mateo 1, 18-24
1,18: El nacimiento de Jesús, Mesías, sucedió así: su madre, María, estaba comprometida
con José, y antes del matrimonio, resultó que estaba embarazada, por obra del Espíritu
Santo. 1,19: José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla
públicamente, pensó abandonarla en secreto. 1,20: Ya lo tenía decidido, cuando un ángel del
Señor se le apareció en sueños y le dijo: —José, hijo de David, no temas recibir a María
como esposa tuya, pues la criatura que espera es obra del Espíritu Santo. 1,21: Dará a luz
un hijo, a quien llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. 1,22: Todo
esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del profeta:
1,23: Mira, la virgen está embarazada, dará a luz a un hijo que se llamará Emanuel —que
significa: Dios con nosotros—. 1,24: Cuando José se despertó del sueño, hizo lo que el ángel
del Señor le había ordenado y recibió a María como esposa..
LECTURA: ¿Qué dice el texto?
Estudio bíblico del texto.
La Iglesia nos presenta para este cuarto domingo de Adviento un texto del evangelista Mateo, quien nos
recuerda cómo es el proceso de cómo María quedó embarazada por obra y gracia del Espíritu Santo y
cómo José reaccionaba en su interior hasta la aparición del Angel. José recibe finalmente a María en un
acto de obediencia ciega a Dios.
Debemos situarnos en la ley del Antiguo Testamento. En primer lugar María ya estaba desposada, es
decir casada con José, porque se había firmado entre José y Joaquín (el padre de María), el acta
matrimonial. Luego había que esperar un tiempo para preparar la gran fiesta, donde María era llevada
en forma muy bella con su corona de novia hasta la casa de José, donde viviría. Pero había que
prepararse, tener los animales engordados para la fiesta, el vino, y la comida, invitar a los familiares, y
todo eso. Tal vez eran algunos meses de preparación. Pero María según la ley de Moisés, ya era
“propiedad” de José, aunque no vivieran juntos porque esperaban la fiesta.
En este transcurso sucede la Anunciación del Ángel Gabriel y María es cubierta con el Espíritu Santo
quedando embarazada y esperando a Jesús. María se va a visitar a Isabel.
Pero… cuando regresa… al ver José que estaba embarazada, sin saber de dónde provenía la criatura,
podía hacer dos cosas según la ley de Moisés: Mandarla a apedrear o despedirla en secreto y no decir
más nada. Como José era un hombre bueno y justo, no le pareció prudente mandar a matar a María
bajo la lapidación. Entonces dice el texto que ya estaba listo y decidido para abandonarla en secreto.
Aquí, aparece nuevamente el Ángel en el sueño de José. No debe tener miedo de recibirla por esposa,
porque la criatura es obra del Espíritu Santo. Es el Ángel el que le da el nombre a quien nacerá y dice
que debe llamarse JESÚS (que significa YAHVEH SALVA), y le explica que su Hijo salvará al Pueblo de sus
pecados.
Mateo culmina este relato con la relación de la profecía de Isaías, La virgen está embarazada y tendrá al
hijo que será el EMMANUEL, que quiere decir DIOS CON NOSOTROS.
José, obediente al diálogo con el Ángel, supera el miedo, hizo lo que se le había dicho y recibió a María
en su casa.
Reconstruimos el texto:
¿Cómo comienza este texto? ¿de quién está hablando san Mateo?
¿Qué ha sucedido con María?
¿Cuál es la decisión que ha tomado José?
¿Con quien se encuentra José? ¿Qué le dice?
¿Cuál es el nombre que debe él como padre y custodio de Familia ponerle al Hijo de
María? ¿Qué significa ese nombre?
¿Qué hace después José?
MEDITACION: ¿Qué me dice a mí el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
1. La vida en relación con el Señor siempre nos habla de obediencia, aún cuando no entendamos.
2. ¿Cómo es mi obediencia a los mandatos del Señor? ¿Soy verdaderamente obediente, o sólo
tomo los que yo deseo, convirtiéndome en un cristiano a medias?
3. ¿Cuáles son las cosas, obligaciones, que me pide el Señor que me cuesta más aceptar?
4. ¿Suelo tomar la vía más fácil de salir de las obligaciones y tratar de irme de lo que me pide el
Señor?
5. ¿Le pido a Dios con frecuencia que me muestre su camino, que me muestre su voluntad sobre
mí, para hacer el bien como Él me lo pide y no como yo lo interpreto?
6. ¿Estoy abierto a que el Señor me pida cualquier cosa de mi vida?
7. ¿Qué más podría hacer yo para ser un discípulo misionero?
ORACION: ¿Qué le digo yo al Señor?
Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora.
Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor:
Gracias Señor por tu Palabra Salvadora.
Gracias porque nos invitas a no tener miedo a tus planes.
Gracias porque nos invitas a compartir tus sueños de evangelización.
Continuemos nuestra oración con las palabras del Papa Benedicto XVI en el Angelus del domingo IV de
Adviento en 2007
Queridos hermanos y hermanas:
Sólo un día separa a este cuarto domingo de Adviento de la santa Navidad. Mañana por la noche
nos reuniremos para celebrar el gran misterio del amor, que nunca termina de sorprendernos.
Dios se hizo Hijo del hombre para que nosotros nos convirtiéramos en hijos de Dios. Durante el
Adviento, del corazón de la Iglesia se ha elevado con frecuencia una imploración: "Ven, Señor,
a visitarnos con tu paz; tu presencia nos llenará de alegría". La misión evangelizadora de la
Iglesia es la respuesta al grito "¡Ven, Señor Jesús!", que atraviesa toda la historia de la salvación
y que sigue brotando de los labios de los creyentes. "¡Ven, Señor, a transformar nuestros
corazones, para que en el mundo se difundan la justicia y la paz!".
“..queremos… recordar a todos los cristianos —en una situación en la que con frecuencia ya no
queda claro ni siquiera a muchos fieles la razón misma de la evangelización— que "acoger la
buena nueva en la fe impulsa de por sí" a comunicar la salvación recibida como un don.
En efecto, "la Verdad que salva la vida —que se hizo carne en Jesús—, enciende el corazón de
quien la recibe con un amor al prójimo que mueve la libertad a comunicar lo que se ha recibido
gratuitamente" . Ser alcanzados por la presencia de Dios, que viene a nosotros en Navidad, es un
don inestimable, un don capaz de hacernos "vivir en el abrazo universal de los amigos de Dios" ,
en la "red de amistad con Cristo, que une el cielo y la tierra" , que orienta la libertad humana
hacia su realización plena y que, si se vive en su verdad, florece "con un amor gratuito y
enteramente solícito por el bien de todos los hombres" .
No hay nada más hermoso, urgente e importante que volver a dar gratuitamente a los hombres lo
que hemos recibido gratuitamente de Dios. No hay nada que nos pueda eximir o dispensar de
este exigente y fascinante compromiso. La alegría de la Navidad, que ya experimentamos
anticipadamente, al llenarnos de esperanza, nos impulsa al mismo tiempo a anunciar a todos la
presencia de Dios en medio de nosotros.
La Virgen María, que no comunicó al mundo una idea, sino a Jesús mismo, el Verbo encarnado,
es modelo incomparable de evangelización. Invoquémosla con confianza, para que la Iglesia
anuncie también en nuestro tiempo a Cristo Salvador. Que cada cristiano y cada comunidad
experimenten la alegría de compartir con los demás la buena nueva de que Dios "tanto amó al
mundo que le entregó a su Hijo unigénito para que el mundo se salve por medio de él" (Jn 3, 16-
17). Este es el auténtico sentido de la Navidad, que debemos siempre redescubrir y vivir
intensamente.
CONTEMPLACION: ¿Cómo interiorizo el texto?
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para
que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
Él salvará a su pueblo de sus pecados . (versículo 1.21b )
Y de esta forma nos ponemos en contemplación, repitiendo y agradeciendo a Jesús que venga.
ACCION: ¿A qué me comprometo?
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.
Si estoy solo, volver sobre este texto, y preguntarme seriamente hasta qué punto quiero dar un paso al
costado, como José por no aceptar la voluntad del Señor. Abrirme a sus mensajes y a sus mensajeros No
tener miedo de ser profeta de Jesús. Y al anunciarlo, convertirse en misionero.
En el grupo proponerse una actividad obediencia. Tal vez exponer las cosas que son difíciles de
entender y de cumplir. Ser discípulo es ser misionero. Preparar a otras personas para que reciban a
Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario