En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos:
-«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?»
Jesús les respondió:
Jesús les respondió:
-«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo:
los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio.
¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!»
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:
-«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿0 qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta?
Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito:
"Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti."
"Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti."
Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.»
Palabra de Dios
“Estén alegres en el Señor” es el mensaje de este tercer domingo de Adviento. ¿El motivo? El Señor está
cerca y con él viene la Salvación que comienza a hacerse realidad en Jesús de Nazaret. Alabemos con alegría y júbilo a Dios que es fiel a su Palabra.
1. Oración inicial
Señor Jesús, los discípulos de Juan vienen
y te preguntan si eras Tú el esperado,
o si debían esperar a otro…,
a tu vida, a tus actos, a tu manera de ser,
a tus actitudes y gestos,
para confirmar tu identidad,
por eso, Señor,
te pido, que me ayudes a ser consciente,
de que creer en ti, no es teoría,
sino vida y actitudes,
que seguirte a ti, no es cuestión
de prácticas rituales y externas,
sino una manera de ser y de actuar,
buscando identificarnos contigo,
queriendo hacer vida tus mandamientos,
buscando ser como Tú.
Ayúdanos a que en esta Navidad,
nuestra vida exprese nuestra fe en ti
y así hagamos ver que somos cristianos.
Que así sea.
I. LECTIO ¿Qué dice el texto?
No siempre es fácil reconocer ni al enviado ni la
salvación que Dios ofrece. Sobre todo si no coincide con nuestros
esquemas mentales o religiosos. Se necesita una búsqueda
sincera y un saber aceptar lo bueno que viene de Dios. Juan
Bautista obró así. Escuchemos:
Preguntas para la lectura:
¿Qué preguntan a Jesús los discípulos de Juan Bautista?
¿Cómo les responde Jesús?
¿Qué signos que realiza el mensajero de Dios (Is 35, 5-5 y
61, 1-3) con los signos que Jesús lleva a cabo?
¿Qué bienaventuranza añade Jesús al final de la cita de
Isaías? ¿Qué quiere decir con ella?
¿Qué dice Jesús de Juan Bautista? ¿Cuál es su misión?
¿Qué comparación utiliza para marcar la firmeza y el
compromiso de Juan con la voluntad de Dios?
II. MEDITATIO ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?
Motivación: La vida y la misión de Juan están en función de
Jesús, del anuncio de su venida definitiva. La meditación de este
evangelio ayude a iluminar nuestra misión a favor del Reino.
“…eres Tú el que debe venir o tenemos que esperar a otro?
(Mt 11,3)” Hoy para nosotros, ¿qué importancia tiene esta
pregunta?, ¿por qué?
Entre las obras que Jesús enumera como signo de su
identidad para los discípulos y para el mismo Juan está la de
curar. ¿La curación que yo le pido a Dios es solamente la
física? ¿Hay alguna actitud en mí que necesite ser curada?
¿Cuál?
Dichoso el que no encuentre en mí motivo de tropiezo. ¿Qué
actitudes de Jesús siguen siendo escandalosas para mí, y
por tanto, me cuesta aceptar o entender?
¿Redescubro mi vocación como profeta de Dios? ¿Qué debo
mejorar para ser mejor profeta del Señor?
¿Busco realmente ser mensajero de Dios y preparar los
caminos para que las personas se encuentren con Él?
Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con
sencillez nuestra reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia
realidad y situación personal.
III. ORATIO ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: Para conocer mejor a Jesús y descubrir las
esperanzas que trae, no hay mejor cosa que ponerse en actitud
de oración y dejar que la Palabra resuene e ilumine nuestra vida
y nuestros proyectos futuros.
Luego de un tiempo de oración personal, compartimos en
grupos nuestra oración (o todos juntos)
Se puede, también, recitar el salmo responsorial que
corresponde a este domingo (salmo 145)
IV. CONTEMPLATIO ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: Hermanos y Hermanas, como miembros de la
Familia Vicenciana, en este tiempo de Adviento, estamos
llamados a estar cerca de los que llamamos nuestros Amos y
Señores cuando viven en situaciones de tinieblas y
desesperación, y a ser para ellos instrumentos de esperanza y de
vida. Juntos, como Familia Vicenciana y con nuestros Amos y
Señores, estamos llamados a ser constructores de solidaridad
que tiene por cimientos el amor y no constructores de muros que
dividen a la humanidad.
Estamos llamados a vivir la vida de Jesús, esta vida que llegó
hasta nosotros el día en que nació. Él nos invita a ir más allá de
los muros, más allá de los límites, más allá de las fronteras que a
menudo nosotros mismos hemos construido o que han sido
construidas por la sociedad en la que vivimos. (Mensaje de
Adviento del P. Gregorio Gay, CM, Superior General de la CM)
“Vuestras resoluciones tienen que ser de esta manera: yo iré a
servir a los pobres, procuraré hacerlo de una manera
sencillamente alegre para consolarlos y edificarlos” (IX, 47)
¿Qué podemos hacer para que nuestras obras apostólicas
seas signos claros del Reino?
Oración final
Gracias, Señor,
porque me invitas a allanar los senderos,
a preparar el camino para que vengas.
Gracias, Señor,
porque quieres contar conmigo.
Gracias, Señor,
porque quieres entrar en mi casa
y hacer de ella una morada nueva.
Gracias, Señor,
porque te acuerdas de nosotros
y de mí,
y te pones en el camino
por el que yo voy caminando,
para que te encuentre
porque Tú me has encontrado.
Gracias, Señor, porque vienes,
porque estás, porque estarás.
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