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La Lectio Divina Dominical Domingo 14 de Septiembre de 2014 Domingo XXIV del Tiempo Ordinario -

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TEXTO BIBLICO Mateo 18, 21 - 35 Dale click en la imagen

martes, 5 de febrero de 2013

LECTIO DIVINA Domingo 5to Tiempo Ordinario Ciclo C


TEXTO BÍBLICO: Lucas 5, 1-11
1
En una ocasión, estando Jesús a orillas del Lago de Genesaret, se sentía apretujado por la
multitud que quería oír el mensaje de Dios.
2
Jesús vio dos barcas en la playa. Los pescadores
habían bajado de ellas a lavar sus redes.
3
Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y
le pidió que la alejara un poco de la orilla. Luego se sentó en la barca, y desde allí comenzó a
enseñar a la gente.                        
4
Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón:
— Lleva la barca a la parte honda del lago, y echen allí sus redes, para pescar.
5
Simón le contestó:
— Maestro, hemos estado trabajando toda la noche sin pescar nada; pero, ya que tú lo
mandas, voy a echar las redes.
6
Cuando lo hicieron, recogieron tanto pescado que las redes se rompían.
7
Entonces hicieron
señas a sus compañeros de la otra barca, para que fueran a ayudarlos. Ellos fueron, y llenaron
tanto las dos barcas que les faltaba poco para hundirse.
8
Al ver esto, Simón Pedro se puso de rodillas delante de Jesús y le dijo:
— ¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!
9
Es que Simón y todos los demás estaban asustados por aquella gran pesca que habían hecho.
10
También lo estaban Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Pero Jesús le dijo a Simón:
— No tengas miedo; desde ahora vas a pescar hombres.
11
Entonces llevaron las barcas a tierra, lo dejaron todo y se fueron con Jesús.


1. LECTURA
¿Qué dice el texto?
 Algunas preguntas para ayudarte en la lectura atenta…
¿Qué estaban haciendo los pescadores cuando llego Jesús? ¿Para qué se  sube a la barca el
Maestro? ¿Cuál es el milagro que hace Jesús? ¿A que invita Jesús a los pescadores?
 Algunas consideraciones para una lectura provechosa…
Después de la apertura del ministerio público y su discurso en la sinagoga de Nazaret, con
reacciones encontradas (4,16-30) Jesús comienza su misión haciendo presente el poder salvador
de Dios con diversas curaciones y con la predicación del Evangelio (4,31-42). En la lectura de
este domingo, Jesús extiende su ministerio y llama a otros colaboradores a participar en su
misión.
El texto comienza con la predicación de Jesús desde la barca de Simón (vv.1-3) (el lago de
Genesaret tiene orillas empinadas, lo que permite que se pueda escuchar bien a alguien que está
en una barca a pocos metros de la orilla). Luego Jesús invita a Pedro a llevar la barca a lo hondo,
y sucede la pesca milagrosa (vv.4-7). Los discípulos quedan asombrados y Pedro se postra a los
pies de Jesús reconociendo su ser pecador y la grandeza de Jesús. Jesús le promete que será                        

“pescador de hombres” (vv.8-10).  Concluye la sección con el seguimiento de los discípulos a
Jesús.
Después de la reacción negativa de la gente en la sinagoga de Nazaret, se muestra el contraste
con la gente que se agolpaban para escuchar a Jesús (v.1).  Lucas cuida mucho del texto y dice:
“para escuchar la palabra de Dios”.  La gente ya está descubriendo en Jesús a Aquel que habla la
palabra de Dios, y Jesús se extiende en su enseñanza.
Luego de terminar, manda a Simón llevar la barca a lo hondo y allí echar las redes. Pedro era un
experto pescador que habiendo intentado pescar durante la noche (que es cuando se encuentran
los peces) no había sacado nada. La propuesta de Jesús no sigue la lógica propia del arte de
pescar, sin embargo Pedro confía más en la palabra de Jesús que en su propio conocimiento, por
eso responde: “confiando en tu palabra, tiraré las redes”.  Y allí sucede la pesca milagrosa, de
modo que tienen que pedir a los compañeros de la otra barca que los ayuden.
La reacción de Pedro es inmediata; no se queda en el milagro de la pesca sobreabundante, sino
que en el signo reconoce a Jesús como “Señor” y se postra ante él sabiéndose pecador.  Jesús lo
calma: “no temas” y le hace una promesa: “desde ahora serás pescador de hombres”. El texto,
que recoge la imagen de la profecía de Jeremías 16,16, muestra a Jesús que comparte su misión
con estos pescadores: Pedro, Santiago y Juan, que se transformarán en sus primeros discípulos:
“dejándolo todo, lo siguieron”.  Es bueno notar que cuando Lucas pone en boca de Jesús “serás
pescador de hombres”, utiliza una palabra que no es la común para designar al pescador sino que
quiere decir literalmente “sacar vivos”; esta  pesca a la que Jesús invita no “mata” sino que da
vida.
2. MEDITACIÓN
¿Qué me dice el Señor a mí en el texto?
Simón, que todavía no se llamaba Pedro, dio aquella admirable respuesta: “Maestro, por tu
palabra echaré las redes”. Se le confió entonces la  misión: “No temas, desde ahora serás
pescador de hombres” (Lc 5, 1.11).
También hoy se dice a la Iglesia y a los sucesores de los apóstoles que se adentren en el mar de
la historia y echen las redes, para conquistar a los hombres para el Evangelio, para  Dios, para
Cristo, para la vida verdadera.
Los Padres han dedicado también un comentario muy particular a esta tarea singular. Dicen así:
para el pez, creado para vivir en el agua, resulta mortal sacarlo del mar. Se le priva de su
elemento vital para convertirlo en alimento del hombre. Pero en la misión del pescador de
hombres ocurre lo contrario.                        

Los hombres vivimos alienados, en las aguas saladas del sufrimiento y de la muerte; en un mar
de oscuridad, sin luz. La red del Evangelio nos rescata de las aguas de la muerte y nos lleva al
resplandor de la luz de Dios, en la vida verdadera. Así es, efectivamente: en la misión de
pescador de hombres, siguiendo a Cristo, hace falta sacar a los hombres del mar salado por
todas las alienaciones y llevarlo a la tierra de la vida, a la luz de Dios.
Así es, en verdad: nosotros existimos para enseñar Dios a los hombres. Y únicamente donde se
ve a Dios, comienza realmente la vida. Sólo cuando encontramos en Cristo al Dios vivo,
conocemos lo que es la vida. No somos el producto casual y sin sentido de la evolución. Cada
uno de nosotros es el fruto de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido, cada
uno es amado, cada uno es necesario.
Nada hay más hermoso que haber sido alcanzados, sorprendidos, por el Evangelio, por Cristo.
Nada más bello que conocerle y comunicar a los otros la amistad con él. La tarea del pastor, del
pescador de hombres, puede parecer a veces gravosa. Pero es gozosa y grande, porque en
definitiva es un servicio a la alegría, a la alegría de Dios que quiere hacer su entrada en el mundo.
Así, hoy, yo quisiera, con gran fuerza y gran convicción, a partir de la experiencia de una larga
vida personal, decir a todos vosotros, queridos jóvenes: ¡No tengáis miedo de Cristo! Él no quita
nada, y lo da todo. Quien se da a él, recibe el ciento por uno. Sí, abrid, abrid de par en par las
puertas a Cristo, y encontraréis la verdadera vida. Amén
1
.
¿Te sientes tú también pescador de hombres? ¿Has sentido que Dios ha hecho algún milagro en
ti? ¿Te has sentido desanimado cuando no salen las cosas bien?
3. ORACIÓN
¿Qué le respondo al Señor que me habla en el texto?
El evangelio del día de hoy nos recuerda el llamado a los primeros discípulos, por lo que vale la
pena que volvamos a hacer la oración de S.S. Benedicto XVI para la V Conferencia General del
 Aparecida, desde donde renovamos el llamado a ser verdaderos Discípulos Misioneros.
Señor Jesucristo, Camino, Verdad y vida,
rostro humano de Dios y rostro divino del hombre,
enciende en nuestros corazones el amor al Padre que está en el cielo
y la alegría de ser cristianos.
Ven a nuestro encuentro y guía nuestros pasos
para seguirte y amarte en la comunión de tu Iglesia,
celebrando y viviendo el don de la Eucaristía,
cargando con nuestra cruz, y urgidos por tu envío.
Danos siempre el fuego de tu Santo Espíritu,
que ilumine nuestras mentes y despierte entre nosotros
el deseo de contemplarte el amor a los hermanos,
sobre todo a los afligidos, y el ardor por anunciarte
al inicio de este siglo.
Discípulos y misioneros tuyos, queremos remar mar adentro,
para que nuestros pueblos tengan en Ti vida abundante,
y con solidaridad construyan la fraternidad y la paz.
Señor Jesús, ¡Ven y envíanos!
María, Madre de la Iglesia, ruega por nosotros.
Amén.
(Papa Benedicto XVI)
4. CONTEMPLACIÓN
¿Cómo hago propias en mi vida las enseñanzas del texto?
Hoy el Señor quiere hacer grandes milagros en tu vida, pero necesita que confíes en el como
Simón, que quieras seguirlo radicalmente como aquellos pescadores.
“Gracias Señor por llamarme como tu discípulo misionero”
5. ACCIÓN
¿A qué me comprometo para demostrar el cambio?
Ahora después de escuchar y meditar el evangelio, de sentir a Dios mismo que te habla
pregúntate:
¿Estoy dispuesto a seguir al Señor? ¿Cómo puedo dar testimonio que soy discípulo misionero por
el bautismo?
“Qué hermoso es saber que Jesús te busca,
se fija en ti y con su voz inconfundible
te dice también a ti: ´¡Sígueme!”.
Papa Benedicto
 XVCELAM/CEBIPAL – SOCIEDADES BIBLICAS UNIDAS

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