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La Lectio Divina Dominical Domingo 14 de Septiembre de 2014 Domingo XXIV del Tiempo Ordinario -

La Lectio Divina Dominical   Domingo 14 de Septiembre de 2014  Domingo XXIV del Tiempo Ordinario -
TEXTO BIBLICO Mateo 18, 21 - 35 Dale click en la imagen

sábado, 29 de marzo de 2014

Lectio Divina - Domingo 30 de Marzo de 2014 (Domingo IV de Cuaresma

Lectio Divina Dominical – Domingo IV de Cuaresma Ciclo A


                     
                             
                  «Creo Señor, y se postro ante él»

PRIMERA LECTURA: 1 Samuel 16, 1b.6-7.10-13a
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 22, 1-6
SEGUNDA LECTURA: Efesios 5, 8-14
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Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén
TEXTO BIBLICO: Juan 9, 1-41
9,1: Al pasar vio un hombre ciego de nacimiento. 9,2: Los discípulos le preguntaron:
—Maestro, ¿quién pecó para que naciera ciego? ¿Él o sus padres?
9,3: Jesús contestó:
—Ni él pecó ni sus padres; ha sucedido así para que se muestre en él la obra de Dios.9,4: Mientras es de día, tienen que trabajar en las obras del que me envió. Llegará la noche, cuando nadie puede trabajar. 9,5: Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.
9,6: Dicho esto, escupió en el suelo, hizo barro con la saliva, se lo puso en los ojos 9,7: y le dijo:
—Ve a lavarte a la piscina de Siloé —que significa enviado—.
Fue, se lavó y al regresar ya veía.
9,8: Los vecinos y los que antes lo habían visto pidiendo limosna comentaban:
—¿No es éste el que se sentaba a pedir limosna?
9,9: Unos decían:
—Es él.
Otros decían:
—No es, sino que se le parece.
Él respondía:
—Soy yo.
9,10: Así que le preguntaron:
—¿Cómo [pues] se te abrieron los ojos?
9,11: Contestó:
—Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, lo puso sobre mis ojos y me dijo que fuera a lavarme a la fuente de 
Siloé. Fui, me lavé y recobré la vista.
9,12: Le preguntaron:
—¿Dónde está él?
Responde:
—No sé.
9,13: Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. 9,14: Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos.
9,15: Los fariseos le preguntaron otra vez cómo había recobrado la vista.
Les respondió:
—Me aplicó barro a los ojos, me lavé, y ahora veo.
9,16: Algunos fariseos le dijeron:
—Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no observa el sábado.
Otros decían:
—¿Cómo puede un pecador hacer tales milagros?
Y estaban divididos.
9,17: Preguntaron de nuevo al ciego:
—Y tú, ¿qué dices del que te abrió los ojos?
Contestó:
—Que es profeta.
9,18: Los judíos no terminaban de creer que había sido ciego y había recobrado la vista; así que llamaron a los padres del que había recobrado la vista 9,19: y les preguntaron:
—¿Es éste su hijo, el que ustedes dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?
9,20: Contestaron sus padres:
—Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; 9,21: pero cómo es que ahora ve, no lo sabemos; quién le abrió los ojos, no lo sabemos. Pregúntenle a él, que es mayor de edad y puede dar razón de sí.
9,22: Sus padres dijeron esto por temor a los judíos; porque los judíos ya habían decidido que quien lo confesara como Mesías sería expulsado de la sinagoga. 9,23: Por eso dijeron los padres que tenía edad y que le preguntaran a él.
9,24: Llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron:
—Da gloria a Dios. A nosotros nos consta que aquél es un pecador.
9,25: Les contestó:
—Si es pecador, no lo sé; de una cosa estoy seguro, que yo era ciego y ahora veo.
9,26: Le preguntaron de nuevo:
—¿Cómo te abrió los ojos?
9,27: Les contestó:
—Ya se lo dije y no me creyeron; ¿para qué quieren oírlo de nuevo? ¿No será que también ustedes quieren hacerse discípulos suyos?
9,28: Lo insultaron diciendo:
—¡Tú serás discípulo de ese hombre nosotros somos discípulos de Moisés!9,29: Sabemos que Dios le habló a Moisés; en cuanto a ése, no sabemos de dónde viene.
9,30: Les respondió:
—Eso es lo extraño, que ustedes no saben de dónde viene y a mí me abrió los ojos.9,31: Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino que escucha al que es piadoso y cumple su voluntad. 9,32: Jamás se oyó contar que alguien haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento. 9,33: Si ese hombre no viniera de parte de Dios, no podría hacer nada.
9,34: Le contestaron:
—Tú naciste lleno de pecado, ¿y quieres darnos lecciones?
Y lo expulsaron.
9,35: Oyó Jesús que lo habían expulsado y, cuando lo encontró, le dijo:
—¿Crees en el Hijo del Hombre?
9,36: Contestó:
—¿Quién es, Señor, para que crea en él?
9,37: Jesús le dijo:
—Lo has visto: es el que está hablando contigo.
9,38: Respondió:
—Creo, Señor.
Y se postró ante él.
9,39: Jesús dijo:
—He venido a este mundo para un juicio, para que los ciegos vean y los que vean queden ciegos.
9,40: Algunos fariseos que se encontraban con él preguntaron:
—Y nosotros, ¿estamos ciegos?
9,41: Les respondió Jesús:
—Si estuvieran ciegos, no tendrían pecado; pero, como dicen que ven, su pecado permanece.
LECTURA
¿Qué dice el texto?

Estudio bíblico del texto.
El apóstol Juan, en su Evangelio, muestra a Jesús en varias ocasiones asediado por los fariseos que están ciegamente unidos y apegados a “la letra” de la Ley. En este caso, se trata de un milagro de Jesús. Y estos observantes acérrimos de la Ley, la prefieren antes que el ser humano. Observamos dos cosas. Una implícita: ellos están celosos, porque Jesús está teniendo éxito, y buscan la manera de acusar a Jesús. La otra que es explícita, ellos no tomaron en cuenta al pobre ciego, sino que pusieron la observancia por encima de las necesidades humanas.
Partimos de la creencia que había antes, que las enfermedades se producían por los pecados, y hasta se creían que había algunos pecados que pasaban de generación en generación. (Algunas citas del Antiguo Testamento podrían señalar esto: Éxodo 34, 5; Números 14, 18) (Sin embargo hay otras citas donde dice que Dios no castiga a los hijos por el pecado de los Padres ver Deuteronomio 1, 35). En fin, Jesús cambia radicalmente estos conceptos. No habla del pecado, sino de la manifestación de la Gracia de Dios. Dios permitirá algunas calamidades, pero su mensaje trasciende. Lo importante en esta parte es que Jesús insistirá: YO SOY la luz del mundo (el tema de la luz es también muy importante en el Evangelio de Juan).
El milagro es para dar gloria a Dios, y se produce en sábado, día de la semana dedicado especialmente para Dios y la familia. No está permitido curar en sábado, es lo que aducen los fariseos. Y el diálogo envidioso llega hasta que van a buscar a los mismos padres del ciego curado para dar testimonio. Ellos sólo dicen lo que ven y no hablan más por miedo de ser sacados de la comunidad. El ciego ya es mayor de edad y puede dar un testimonio fehaciente de lo que ha sucedido.
Como el interrogatorio es largo (ya se supone que hasta los mismos fariseos han violado la ley del Sábado entre tanta caminata y “preguntadera”), Pero es aquí entonces donde el ciego vuelve a citar al Antiguo Testamento diciendo que Dios no escucha a los pecadores sino al piadoso (Salmo 66,18; Provebios 15, 29 entre otros). Y dice “sólo un profeta puede curar”. Al expulsarlo los fariseos de la Sinagoga, también lo sacan de la comunidad.
Inmediatamente se encuentra con Jesús. Éste le pregunta usando un título mesiánico también del Antiguo Testamento: ¿”Crees en el Hijo del Hombre”? el ciego, al verlo lo reconoce y cree. El ciego se postra y lo adora. Ha sido recibido entonces en la nueva comunidad, la de los creyentes en Cristo.
Jesús añade: “He venido a este mundo para un juicio, para que los ciegos vean y los que vean queden ciegos.”
Todo este milagro es importante releerlo y ver como Juan, desde el pasaje, hace toda una historia de salvación, los que no veían ven, la luz del mundo está, aunque algunos no la reconocen. Y allí radica el pecado, no en la ceguera, sino que teniendo la luz, cerrar los ojos a poder encontrar a Jesús.
Reconstruimos el texto:
1.     ¿Cómo comienza el texto? ¿a quién vieron los discípulos y qué les pregunta Jesús?
2.     ¿Cómo les responde Jesús? ¿Cuáles fueron sus palabras?
3.     ¿Qué hizo con el ciego de nacimiento? ¿a dónde lo envió? ¿Qué pasó en su vida?
4.     ¿Quiénes le hicieron preguntas al que era ciego de nacimiento? ¿Ante quienes lo llevaron?
5.     Cuando el ciego de nacimiento explica a los fariseos lo sucedido ¿qué dicen ellos?
6.     ¿Cuál es la acusación concreta sobre Jesús?
7.     ¿A qué otras personas citan para que den testimonio sobre este milagro?
8.     ¿Qué vuelve a decirles el ex ciego a los fariseos? ¿Porqué lo expulsan de la sinagoga?
9.     ¿Con quién se encuentra luego? ¿Qué es lo que le dice Jesús?
10.  ¿Cómo termina este pasaje?.
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MEDITACIÓN
¿Qué me dice el Señor a mí en el texto? 
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
1.     ¿Hasta qué punto yo pienso también que los sufrimientos de las personas son por pecados personales o generacionales? ¿He caído también en esta forma de pensar lejana al cristianismo?
2.     ¿Me siento molesto cuando alguien hace las cosas bien, y yo quedo en un segundo plano, y busco desacreditar a estas personas, porque mi honra o mi nombre están bajando de categoría?
3.     En mi cotidiano vivir de la Iglesia, para mí que es más importante: ¿las normas rituales o las personas concretas?
4.     ¿Entiendo que Jesús es la Luz del mundo y cuando llega ilumina también mis “Zonas oscuras”, mis pecados y limitaciones? ¿Le permito a Jesús que con su luz me aclare las cosas?
5.     ¿Acepto los cambios en mi vida de acuerdo a la Luz del Mesías?
6.     ¿Doy testimonio claro de Jesús, el salvador, el mesías? ¿O prefiero en ciertos ambientes no hablar de Jesús para que no me saquen de estas comunidades?
7.     ¿Creo de Verdad que Jesús es mi Señor, Salvador?
8.     Yo vivo en la Iglesia y conozco a Jesús. ¿Vivo de acuerdo a lo que creo?
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ORACIÓN
¿Qué le respondo al Señor que me habla en el texto?
Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor:

Gracias Señor por tu Palabra Salvadora.
Señor te pedimos no caer en la tentación de juzgar a los demás, sino contemplar siempre tu gloria.
Danos Señor entrañas de misericordia ante todas las miserias humanas, que no pase indiferente ante las necesidades de los demás.
Señor, que sepa dar un paso adelante en ser proactivo, en poder superar las mismas normas en las que me encierro en una zona de confort cristiano. Que vaya más allá, en busca del necesitado, del que vive en la “periferia existencial”.
Que no sea yo un fariseo, Señor. Que mi seguimiento sea claro y decidido por Ti, en todo momento.
Señor que siempre te reconozca y dame valor para dar testimonio de ti en todo momento.
Que tu luz siempre me acompañe, que no me ciegue tu luz. Que la acepte.
Gracias Señor por darme la vista y ver el mundo como Tú lo ves.
Amén
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CONTEMPLACIÓN
¿Cómo hago propio en mi vida las enseñanzas del texto?
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo  del  Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo. (vers. 5)
Y de esta forma nos ponemos en contemplación, repitiendo y agradeciendo a Jesús que venga.
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ACCIÓN
¿A qué me comprometo para demostrar el cambio?
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.
Si estoy solo, vuelvo a leer el texto, pausadamente, analizo los verbos, veo los personajes, y me propongo no ser como los fariseos. Busco a alguna persona concreta, conocida, a la que pueda dar testimonio de Jesús. Lo haré sin miedo, con valentía.
En el grupo, busca la forma de entender las actitudes de los fariseos y cómo muchas veces caemos en el mismo error. Como un acto de misericordia cuaresmal, decidan como grupo hacer algo concreto, para llevar el consuelo de Jesús a los más necesitados. Puede ser acompañar a personas sufrientes, dar de comer a personas que necesitan, algo que se note, que se vea, que nos estamos conviertiendo.

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